La crisis hegemónica y el cambio de régimen internacional
Oscar Ugarteche
ALAI AMLATINA 29/06/2011.- En el presente trabajo se hará una revisión
de los elementos que marcan la crisis de hegemonía estadounidense y la
crisis general del capitalismo en curso. Se revisarán los procesos que
han afectado a la crisis económica y se intentará revisar la crisis
hegemónica stricto senso. La hipótesis es que hay un traslado del poder
de las viejas economías del G7 a otro conjunto de economías pero que hay
una pugna por el poder de parte de las potencias en decadencia y una
falta de toma de iniciativa de parte de las nuevas. Los países del nuevo
G7 parecen estar comportándose igual que los viejos en América Latina.
Todo indica que estamos en un cambio de tiempos que conlleva un cambio
de régimen internacional.
La crisis hegemónica y su desenvolvimiento 2007-2011
Para quienes han reflexionado sobre la crisis, la actual ha demostrado
estar mejor reflejada en ondas sinuosas, más cercanas a las ondas
sonoras que a las letras. Lo cierto es que en efecto es una crisis de
dos velocidades con lo que se demostró que la economía de Estados Unidos
ya no cumple con su papel de difusor del crecimiento como entre 1930 y
1990. Se decía de Estados Unidos que si le daba un estornudo, al mundo
le daba pulmonía. La verdad es que la pulmonía de Estados Unidos le dio
unos estornudos a América del Sur, agripó a la Cuenca del Caribe y tras
un breve dolor de cabeza, dejó a Asia intacta. En cambio a las economías
más maduras y articuladas entre sí les transmitió la pulmonía en pleno,
primero al sistema financiero, luego al productivo, y tras los ajustes,
al consumo y al gasto público. Lo que diferencia esta crisis de la del
29 es la deuda pública de las economías ricas, que entonces no tuvo gran
relevancia. La crisis de 1929 se llevó a las economías en desarrollo por
la misma razón que en 1981: el alza de las tasa de interés y la baja de
las materias primas. Este no es el caso ahora.
Aunque antes de la crisis no era evidente que Europa y Japón ya eran
naciones ricas altamente endeudas (NRAE) la realidad fue que después del
2007 junto con Estados Unidos comenzaron a sentir los impactos de su
alto nivel de endeudamiento privado y público. La dimensión del problema
de 2007 en adelante fue menos evidente para Estados Unidos que con una
altísima deuda interna por consumo, no se esperaba que entrara en una
espiral contractiva marcada. Se pensó que habría un ajuste en las
cuentas hipotecarias y se retomaría el camino del crecimiento. Cuatro
años más tarde todos anticipan que no habrá crecimiento en ninguna de
las economías líderes salvo quizás Alemania. Lo que empezó como un
problema de finanzas, como en 1929, se está transformando en un problema
mayor de paradigma productivo y de reglas del juego: es decir de
paradigma teórico. Aunque este sea un aspecto académico, no debe dejar
de remarcarse que los ajustes económicos que el FMI les pide a los
europeos son análogos a los que le pedía a América Latina en su tiempo,
y en esa medida, su visión teórica del mundo permanece estática aunque
lo que causara esta crisis haya sido la teoría donde los mercados
desregulados resuelven sus problemas y a menor intervención del Estado
mayor crecimiento económico.
Algunos alcances sobre el cambio de régimen internacional
Las instituciones internacionales creadas para el orden mundial de post
guerra se han ido convirtiendo lentamente en obsoletas. El régimen
internacional construido en torno a la hegemonía estadounidense y la pax
americana han llegado a su fin. La privatización de la guerra mostrada
antes y la difusión del objeto de la guerra son parte del declive
hegemónico. La imposibilidad de imponer sus reglas del juego al mundo y
de liderar una salida de la crisis parece estar consolidando aún más la
idea del cambio de régimen internacional.
La Organización Mundial del Comercio es la primera institución cuya
creación a fines del régimen anterior la hacen ver obsoleta antes de
haber despegado. El propio Estados Unidos minó la multilateralidad a su
favor para crear sistema bilateral que deslegitiman el multilateralismo
de post guerra y abre una competencia singular. El temor neoconservador
al multilateralismo de la era Bush es un síntoma del cambio de régimen.
Si el nuevo esquema internacional pasa por acuerdos bilaterales en todos
los campos, la competencia será en desmedro del hegemón y le abrirá las
puertas a los hegemones regionales. En ese sentido, por ejemplo, el uso
del dólar como moneda de intercambio posiblemente entre en decadencia
junto con los cambios en el sistema monetario internacional que tienden
a regionalizarse. De hecho, ante la volatilidad del dólar hay una
tendencia al uso de monedas nacionales en el pago del comercio
internacional, tanto desde China en su esfera de influencia, como de
Brasil en la suya y de Rusia en la suya. La pérdida de la hegemonía
estadounidense es evidente y su sostenimiento por la vía militar no
parece facilitarle una nueva dinámica económica sino al revés,
profundizar el declive tanto económico como de legitimidad política.
Desde la economía política internacional, Ruggie (1982) propone que los
regímenes internacionales han sido definidos como instituciones sociales
alrededor de las cuales convergen expectativas de actores en un área
dada de relaciones internacionales. Los regímenes internacionales dice,
son semejantes al lenguaje: podemos pensar en ellos como la parte del
"lenguaje de acción estatal" (380). "Las formaciones y transformaciones
de regímenes internacionales puede representar una manifestación
concreta de la internacionalización de la autoridad política" (380). Y
agrega: "En la organización de un orden liberal, se le da su lugar a la
racionalidad de mercado. Esto no quiere decir que la autoridad esté
ausente de tal orden. Quiere decir que las relaciones de autoridad se
construyen de tal modo de darle el alcance máximo a las fuerzas del
mercado más que restringirlas" (381). Esto sin embargo no permite
comprender las transformaciones de los regímenes internacionales.
Para Ruggie, la estructura de la internacionalización de la autoridad
política refleja la fusión del poder con el legítimo propósito social.
Es el propósito social lo que diferencia una misma iniciativa desde dos
ejes de poder distintos. La forma puede ser la misma pero el contenido
distinto. Para comprender el contenido hay que ver cómo se fusionan el
poder y el propósito social y cómo le proyecta autoridad política al
sistema internacional. "La relación entre los regímenes económicos y las
transacciones internacionales es intrínsecamente problemática, porque el
ámbito de los regímenes internacionales consisten en el comportamiento
de los estados, el uno con respecto del otro y de ambos respecto del
mercado, no del mercado en sí mismo."(383), "Los regímenes económicos
internacionales proporcionan un entorno permisivo para la aparición de
los tipos de flujos de transacción internacionales concretas que los
actores toman como complementario a la fusión particular de poder y
propósito social que está incorporado dentro de aquellos regímenes" (383).
El modelo realista propone una fuente y dos direcciones de cambio de
régimen, que muestra el ascenso o descenso del hegemón y la apertura o
cierre. En la visión de Ruggie esto abre varias posibilidades: Más
hegemonía con cierre, pérdida de hegemonía con apertura o, lo visto tras
la Pax Americana, más hegemonía con apertura. Es necesario tener esto en
cuenta para comprender las maneras como en las distintas regiones del
mundo se están conformando espacios político-económicos nuevos, que
dibujan un horizonte post Pax Americana, con hegemones regionales y una
nueva arquitectura del poder internacional reflejo de nuevos flujos de
comercio e inversión desde nuevos ejes de poder. Parece existir en los
primeros años del siglo XXI una fuerte covarianza entre cambios de ejes
de poder y cambios de propósito social. Estos son en parte reflejo de la
debilidad del viejo poder plasmado en el "viejo" G7 liderado por Estados
Unidos. Los problemas de la depreciación del dólar ante el euro y las
monedas latinoamericanas entre el 2002 y 2010, expresan al revés el
fortalecimiento de los nuevos ejes de poder y la dinámica del
crecimiento económico desde nuevos ejes regionales en medio de la crisis
global, reflejan la debilidad de los viejos ejes de poder.
El llamado mundo post Consenso de Washington se refleja en América
Latina en una docena de países, en Asia en casi todos, mientras en
Europa hay una retractación a su diseño social de post guerra, que se
alinea con el diseño del obsoleto Consenso de Washington en desmedro de
su proyecto propio, como antes lo hiciera Gran Bretaña. La debilidad
hegemónica no quiere decir que los intereses financieros que predominan
en la dinámica capitalista contemporánea se han debilitado. Lo que
parece es que dichos intereses se han despegado del interés nacional y,
al igual que lo militar, se ha vuelto un fin en si mismo, acentuando la
debilidad hegemónica.
- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de
Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y
coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA)
www.obela.org
Nota: Este es un extracto del artículo completo que está incluido en la
revista América Latina en Movimiento Nº 466, cuya versión digital se
puede encontrar en: http://alainet.org/publica/alai466.pdf
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