A un año del 30 de septiembre (30S)
Ecuador: El día que la ciudadanía paró el golpe
Eduardo Tamayo G.
A la memoria de Juan Pablo Bolaños, joven caído absurdamente el 30S
ALAI AMLATINA, 30/09/2011.- El 30S marcó un antes y un después en la
historia reciente del Ecuador. La movilización ciudadana, la solidaridad
internacional y el respaldo de los militares al orden democrático
impidieron la ruptura del hilo constitucional. Sectores ciudadanos
conmemoran este aniversario con movilizaciones.
A un año de la insubordinación policial del 30 de septiembre de 2010
(30S) (http://alainet.org/active/41274), la polémica continúa: ¿Fue una
simple revuelta o se trató de un intento de golpe de Estado?
Las oposiciones –mediática, de derecha y de un sector de izquierda– en
forma coincidente señalan que el 30 de septiembre nunca hubo intento de
golpe de Estado. Argumentan que se trató de una simple protesta policial
provocada por un veto presidencial a la Ley de Servicio Público que
suprimía los bonos por condecoraciones a los uniformados (pero que les
compensaba económicamente). Dicen que el Presidente Correa nunca estuvo
secuestrado y que él es el único culpable de los acontecimientos
violentos por haber concurrido "a provocar" al cuartel donde se
encontraban los policías sublevados en el nor-occidente de Quito y haber
generado el caos. Más aún, lo acusan de haber ordenado disparar al
hospital de la policía (donde estaba retenido) y amenazan con
enjuiciarlo en la Corte Penal Internacional por supuestos "delitos de
lesa humanidad".
Si nos remitimos a los hechos, se puede afirmar que ese día, desde
tempranas horas, los policías y un grupo de militares protagonizaron una
revuelta que se alejaba de una "simple protesta gremial". Una primera
consideración es que los sublevados pertenecían a un cuerpo armado cuya
paralización acarrea -en cualquier sociedad- graves consecuencias para
el funcionamiento del Estado y para la población que queda en la
desprotección.
Varios analistas coinciden que la revuelta del 30S tenía todos los visos
de un intento de golpe de Estado. Mario Ramos y Alexei Páez una semana
después del 30S escribieron: "A diferencia de otros sectores, que han
coincidido contra la racionalización y re-institucionalización del
Estado, los militares y policías tienen capacidad de presión porque
tienen las armas. Por ello la ciencia política latinoamericana
contemporánea, a raíz de las terribles dictaduras del cono sur, señala
que una huelga de policías y militares, es en sí mismo un golpe de
Estado. No hay espacio para interpretarlo como un acto fortuito".(1)
Los policías no solo se tomaron los cuarteles y salieron a las calles a
interrumpir vías sino que cerraron la Asamblea Nacional, "gasearon" y
golpearon a ministros, asambleístas oficialistas, periodistas,
discapacitados y ciudadanos, en tanto que militares del Ejército hacían
manifestaciones en el Ministerio de Defensa y miembros de la Fuerza
Aérea cerraban el Aeropuerto Mariscal Sucre de Quito. Por la tarde, un
grupo de derecha irrumpió en el canal público y se pronunciaba por la
salida del Presidente. Entre los grupos políticos que apoyaron la
sublevación policial estuvieron, según el gobierno, Sociedad Patriótica
que dirige el ex presidente Lucio Gutiérrez, el Movimiento Popular
Democrático, un sector de Pachakutik, entre otros.(2)
Luego de que Rafael Correa concurriera al Regimiento Quito (el foco de
la revuelta) se atentó contra su integridad física: se le vejó e intentó
golpear su rodilla (se encontraba convaleciente de una operación), le
lanzaron bombas lacrimógenas y gas pimienta, se le retuvo durante varias
horas en el interior del hospital donde se había refugiado y al ser
rescatado por cuerpos de elite del ejército y de la policía, se intentó
asesinarlo disparándole al carro en el que salía. Hay varias evidencias
como videos, fotografías, testimonios de periodistas, voces de policías
que muestran el intento de magnicidio.(3)
No hubo la típica proclama golpista para tomarse el poder, como se
estila tradicionalmente, pero dirigentes políticos de oposición se
pronunciaron por la salida del Presidente y un grupo de asambleístas de
derecha pidió la amnistía para los sublevados. La intentona golpista se
habría articulado progresivamente sobre la marcha de ese 30 de septiembre.
Sobre las causas de la revuelta, el historiador Juan Paz y Minó, en su
libro "Insubordinación o golpe", señala que la aprobación de la Ley
Orgánica de Servidores Públicos (Losep) por la Asamblea Nacional que
suprimió el antiguo sistema de condecoraciones y beneficios
correspondientes, sería apenas la "gota que derramó el vaso".
Las otras motivaciones estuvieron relacionadas con investigaciones sobre
violaciones de derechos humanos: el gobierno apoyó la creación de una
Comisión de la Verdad que identificó a 459 agentes policiales y
militares (varios de ellos en servicio activo) como presuntos
responsables de violaciones de derechos humanos en el periodo 1984 –
2008. El gobierno cortó el vínculo que existía entre los servicios de
inteligencia policial y militar ecuatorianos con Estados Unidos, país
que los controlaba; dispuso la desaparición del Grupo de Apoyo
Operacional, acusado de cometer torturas y desaparición forzada
(integrantes de este organismo se encontraban presos en septiembre de
2010 y uno de sus integrantes presuntamente dirigió la revuelta). Pero
además, el gobierno adoptó medidas para subordinar a la policía al poder
civil, transferir la competencia del tránsito a los municipios, a la vez
que impulsó un fuerte programa de inversiones para dotarles de
cuarteles, viviendas, chalecos antibalas y armas, y para mejorar
significativamente sus remuneraciones(4). Estos cambios trajeron
malestar en la policía que, según Juan Paz y Miño, no fue bien procesado
por el gobierno.
El resultado de la revuelta policial fueron cinco muertos en Quito (el
estudiante Juan Pablo Bolaños, los policías Froilán Jiménez y Edwin
Calderón, los soldados Jacinto Cortez y Jairo Panchi Ortiz ) y más de
250 heridos. Las Fuerzas Armadas informaron además que 7 oficiales y 35
elementos de tropa fueron heridos.
En la ciudad de Guayaquil, la noticia de que la policía no iba a salir a
patrullar se regó como pólvora(5) y se produjeron saqueos y robos. Se
calculan las pérdidas en cinco millones de dólares, pero lo más grave
fueron los cinco muertos y 28 heridos que hubo en esa ciudad.
Las oposiciones presentan como víctimas a los victimarios y pasan por
alto el rol jugado por la ciudadanía que pagó un alto precio por
defender la democracia. Mientras nos encontrábamos ese 30 de septiembre
cerca del hospital de la policía, Ángel Navarrete, de 55 años, nos
contaba: a la gente le pegaban y le pateaban las mujeres policías,
policías de civil y otros vestidos con pasamontañas; lanzaban piedras y
bombas, yo fui soñado, me dejaron inconsciente, me patearon y todo el
cuerpo estoy lastimado".
A Omar Mosquera, mientras se encontraba cerca del lugar donde estaba
retenido el Presidente, un gendarme le disparó una bomba lacrimógena que
le desfiguró el rostro, desde entonces recibe tratamiento médico y
quirúrgico(6). A José Luis Caicedo le reconstruyeron su rostro porque
fue impactado con una bomba lacrimógena(7). Jorge Cisneros aún lleva en
su cuerpo 60 perdigones, dos muy cerca del corazón. Al discapacitado
Julio Flores le pegaron en el suelo. Juan Pablo Bolaños, estudiante de
Economía de la Universidad Central, recibió dos balazos en la cabeza
cerca al hospital de la policía. Bolaños era simpatizante de Correa y
murió cuando apenas tenía 24 años. Este crimen no ha sido esclarecido ni
juzgado, al igual que el del Froilán Jiménez, el policía que sirvió de
escudo humano cuando el presidente abandonaba el hospital, y los otros
casos.
El 30S dejó decenas de víctimas que sufrieron el dolor de la muerte de
sus familiares, maltratos, golpes y vejaciones, y que ahora se han
organizado para reclamar justicia. Ellos señalan que estos hechos no
pueden quedar en la impunidad, palabra que marca hasta ahora los sucesos
posteriores al 30-S. Muchas pruebas se borraron, la gran prensa y los
jueces declararon inocentes a algunos involucrados y si bien están
abiertos 18 procesos judiciales que involucran policías, militares y
civiles, la justicia ha avanzado poco en esclarecer y sancionar sobre
todo a los responsables materiales e intelectuales.
La movilización ciudadana - sobre todo en Quito- fue fundamental para
impedir que la situación caótica creada por los policías deviniera en
una ruptura constitucional. Miles de personas rodearon el hospital de la
policía en donde se encontraba retenido Rafael Correa y exigieron su
liberación. Se enfrentaron desarmados a los policías que les
respondieron con golpes, bombas, gases y bala. Luego de su liberación lo
acompañaron al Palacio de Gobierno. El 15 de octubre del 2010, en Quito
se congregaron miles de personas de las diversas provincias del país,
manifestación que fue ignorada por la gran prensa privada.
En la línea de defender la democracia apuntó la inmediata reacción de
los gobiernos latinoamericanos. No se podía tolerar la reedición de un
golpe como el de Honduras. En pocas horas, 6 presidentes se dieron cita
en Buenos Aires y aprobaron una declaración a nombre de la UNASUR en la
que "condenan el intento de Golpe de Estado y el posterior secuestro del
Presidente Rafael Correa", piden que se juzgue a los responsables y
anuncian severas medidas en el caso de los quiebres del orden
constitucional. Una condena menos contundente aprobó la Organización de
Estados Americanos (OEA).
El 30S marcó un antes y un después en el gobierno de Rafael Correa. La
movilización ciudadana, la solidaridad internacional y el respaldo del
alto mando militar al orden democrático impidieron la ruptura del hilo
constitucional en Ecuador. Una nueva Honduras no pudo reeditarse en la
región.
Notas:
(1) Mario Ramos, Alexei Páez, El magnicidio perfecto, Análisis de la
crisis del 30 de septiembre de 2010 en Ecuador,
http://alainet.org/active/41519&lang=es, 2010-10-11
(2) Ver Entrevista con el historiador Juan Paz y Miño.
http://alainet.org/active/49775
(3) De acuerdo a una grabación de audio difundida por la agencia pública
de noticias ANDES se pueden escuchar intercambios a través de radios con
mensajes explícitos como "mátenle al Presidente", "maten a Correa", "el
man no sale hoy", mátenlos, boten bala, dispárenlen", embósquenlen, "no
lo dejen salir a ese maldito" "ese man no sale si no firma", "maten a
ese hp de Correa, "corten el fluido eléctrico".
(4) En el 2006 el sueldo básico de un policía era de 354 dólares, en el
2010, subió a 792 dólares, lo que representa un incremento del 123 por
ciento.
(5) El Telégrafo, 15-09-2011, p. 2
(6) El Telégrafo, 25-09-2011, p. 2
(7) PP El Verdadero, 30-09.2011, p. 2
Documentos relacionados:
Entrevista con el historiador Juan Paz y Miño: "Un año del 30S: No es
incompatible reconciliación con justicia" (Eduardo Tamayo G.)
http://alainet.org/active/49775
Otros documentos sobre Ecuador:
http://alainet.org/active/view_docs.php3?overview=paises&sub=Ecuador
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