domingo, 8 de julio de 2012

[alai-amlatina] Foro de Sao Paulo: balance desde Caracas

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Foro de Sao Paulo: balance desde Caracas

Atilio A. Boron

ALAI AMLATINA, 08/07/2012.- El viernes por la noche concluyeron en
Caracas las deliberaciones del Foro de Sao Paulo. No habría exageración
si dijéramos que fue la reunión más concurrida y variada del foro desde
su creación, en la ciudad de Sao Paulo, en 1990. Numerosos partidos y
movimientos sociales de América Latina y el Caribe se dieron cita en
esta ciudad, junto a un significativo contingente de organizaciones
hermanas de Europa, África y Asia. El balance final del cónclave es, en
un cierto sentido, positivo, aunque en algunos aspectos que veremos a
continuación hay muchas cosas para mejorar. Positivo porque en el
multitudinario evento se dieron cita una gran cantidad de partidos y
movimientos que tuvieron la posibilidad de intercambiar opiniones,
comparar experiencias y realizar un rico y necesario aprendizaje
recíproco. Positivo también porque ante el conocido eclecticismo
ideológico del foro -del cual participan partidos que sólo por un alarde
de la imaginación podrían categorizarse como de izquierda- el discurso
de cierre pronunciado por el Comandante Chávez fijó una nueva agenda que
los partidos y organizaciones del FSP deberían considerar muy
cuidadosamente en sus próximos encuentros. En primer lugar,
preguntándose como lo hizo Chávez citando un pasaje de la obra de Marx,
por el carácter y la naturaleza de la transición que habrá de sustituir
al capitalismo por un nuevo tipo histórico de sociedad. Porque, más allá
de la crítica necesaria al neoliberalismo y su todavía hoy pesada
herencia, el problema es el capitalismo, lo que hay que vencer y
subvertir es el capitalismo. O es que las luchas protagonizadas por
nuestros pueblos, con sus tremendos sacrificios y sus miles de vidas
ofrendadas para la construcción de una nueva sociedad, ¿sólo lo fueron
para pasar del neoliberalismo al neokeynesianismo, o al desarrollismo, o
al espejismo de un "capitalismo verde"? Con su sagaz interrogación
Chávez señalaba una de las principales debilidades teóricas de la
Declaración de Caracas aprobada por el FSP. Segundo, porque siguiendo
con ese mismo razonamiento advertía que el socialismo no caerá del cielo
como producto de un determinismo económico, como sugería Edouard
Bernstein a finales del siglo diecinueve, sino por la intervención del
plural y heterogéneo sujeto revolucionario. Claro está que para
responder a las necesidades de la praxis ese sujeto debe concientizarse,
educarse y organizarse. Y remataba su incisiva reflexión con una
pregunta: ¿qué harán las fuerzas sociales que concurrieron a Caracas el
día después, cuando vuelvan a sus países? ¿Cómo organizarán sus luchas,
cuál es el plan de batalla, quiénes asumirán cuáles responsabilidades en
la ejecución del mismo? Preguntas no sólo pertinentes sino acuciantes
porque las burguesías, las oligarquías y el imperialismo no sólo tienen
sus foros -el de Davos siendo el más importante- sino que también
disponen de instancias que organizan sus fuerzas y planifican y
coordinan sus batallas, mismas que se libran en el terreno mundial y no
tan sólo en los espacios nacionales. Nuestros enemigos no sólo deliberan
sino que actúan organizadamente; no se los podrá enfrentar con éxito
sólo con bellas declaraciones. Esta, nos parece, es una de las
fundamentales asignaturas pendientes no sólo del FSP sino también de su
organización hermana, el Foro Social Mundial. Ante una burguesía
imperial y sus aliados locales fuertemente organizados no podemos oponer
tan sólo la abnegación militante y el grito que denuncia la inhumanidad
del capitalismo, desentendiéndonos alegremente de la decisiva
problemática de la organización.

La declaración aprobada en Caracas condena las tentativas golpistas en
contra de Evo Morales, Mel Zelaya, Rafael Correa y la más reciente
contra Fernando Lugo. Olvida señalar, lamentablemente, el golpe
perpetrado contra Jean-Bertrand Aristide en Haití, en el año 2004. Falla
grave porque no se puede disociar este olvido de la desafortunada
presencia de tropas de varios países latinoamericanos –Brasil, Chile,
Argentina, entre otros- en Haití cuando en realidad lo que hace falta en
ese sufrido país son médicos, enfermeros, maestros. Pero de esto se
encarga Cuba, cuyo generoso internacionalismo es una de las señas más
honrosas de su revolución. Por otra parte hubiera sido conveniente que
la declaración de un foro de las izquierdas hubiese exigido el cierre de
las bases militares que en número de 46 -según el último recuento del
MOPASSOL (Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los
Pueblos) - se extienden por toda América Latina y el Caribe. Aunque
Washington no modifique un ápice su postura beligerante, una exigencia
unánime respaldada por más de un centenar de partidos políticos
–incluyendo varios de gobierno- hubiera contribuido a resaltar, ante los
ojos de la opinión pública latinoamericana y estadounidense, las
amenazas que encierra la presencia de esas bases en Nuestra América. Lo
mismo cabe decir en relación a la afirmación que asegura que nuestra
región es una zona desnuclearizada. Esto era cierto hasta antes de la
firma del tratado Uribe-Obama; ahora no lo sabemos porque nadie, excepto
la Casa Blanca, sabe que tipo de armamentos –nucleares o no- el
Pentágono introdujo en Colombia una vez que en virtud de dicho tratado
ésta renunció a su derecho a inspeccionar los cargamentos que entran y
salen de su territorio. Por último, la declaración habla de "los
limitados logros de los Tratados de Libre Comercio bilaterales". Creemos
que esta redacción es desafortunada, como lo comprueba la experiencia
más madura en esta materia: el caso mexicano. Antes de la firma del TLC
con Estados Unidos y Canadá México era autosuficiente en materia
alimentaria; hoy, luego de 18 años de "libre comercio" debe importar el
42 por ciento de los insumos necesarios para su alimentación. Antes su
factura por concepto de importación de comestibles era de 1.800 millones
de dólares; en 2012 será de unos 24.000 millones de esa misma moneda. No
luce demasiado como un "logro".

Por último, no se entiende como las autoridades del FSP le negaron el
derecho a la palabra -¡no sólo el ingreso de la Marcha Patriótica como
una organización política afiliada al foro, pese a todos los avales
presentados por partidos políticos dentro y fuera de Colombia- a la
Senadora Piedad Córdoba, una de las principales figuras de la política
latinoamericana y considerada en todo el mundo como una merecidísima
candidata al Premio Nóbel de la Paz por sus denodados esfuerzos para
facilitar la liberación de los rehenes en poder de la guerrilla y
alcanzar una solución política al trágico conflicto colombiano. Aparte
de informar sobre la dolorosa situación imperante en su país Córdoba
tenía que denunciar la amenaza de muerte, lanzada por escrito, hace
apenas dos días en contra de trece militantes de diversos organismos de
derechos humanos. Argucias leguleyas, inadmisibles en una entidad que
dice ser de izquierda, nos privaron de escuchar su testimonio, lo que no
pasó inadvertido para el presidente Chávez. Y otro tanto se hizo con los
hondureños de Libertad y Refundación (LIBRE), partido que representa
mejor que ningún otro la resistencia al gobierno de Porfirio Lobo cuyo
triste record en materia de asesinato de periodistas (24 desde que se
produjera el golpe), más los numerosos crímenes y encarcelamientos de
campesinos y militantes hubiera merecido de parte del FSP un gesto,
aunque fuera elemental, de solidaridad, siendo que uno de sus líderes,
Rafael Alegría, se encontraba entre nosotros. Habrá que luchar para que
exclusiones como estas no vuelvan a repetirse en el futuro. Como puede
inferirse de estas líneas hay que abandonar el triunfalismo que por
momentos saturó las deliberaciones del foro y avanzar en la constitución
de un espacio de discusión fraternal pero profunda, sin concesiones, y a
salvo de cualquier clase de trabas burocráticas o formalistas que la
asfixien. Discusión tanto más importante en la medida en que se supone
que la misión del FSP es cambiar al mundo, y no sólo interpretarlo (o
lamentarlo). Y cambiar el mundo en dirección del socialismo requiere de
una claridad teórica, por aquello de que "no hay praxis revolucionaria
sin teoría revolucionaria." Y los tiempos que corren exigen a gritos una
revolución. Conviene recordar, para los espíritus muy mesurados y
moderados que circularon por el FSP, lo que decía Walter Benjamin: la
revolución no es un tren fuera de control sino la aplicación de los
frenos de emergencia. El tren descontrolado, que se encamina al abismo,
es el capitalismo. Y si no lo frenamos a tiempo la humanidad entera
sufrirá las irreparables consecuencias de ese desastre. No hay peor cosa
que un conductor timorato y vacilante a la hora de aplicar los frenos de
emergencia. En una hora que se requiere, como decía Dantón, "audacia,
audacia y más audacia", la moderación lejos de ser una virtud se
convierte en un pecado mortal.

- Dr. Atilio Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a
Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina
www.centrocultural.coop/pled http://www.atilioboron.com




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