jueves, 6 de octubre de 2011

[alai-amlatina] Venezuela: 12 meses para atravesar un campo minado

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Venezuela: Doce meses para atravesar un campo minado

Aram Aharonian

ALAI AMLATINA, 06/10/2011.- Falta un año para las elecciones
presidenciales y se hace difícil prever cómo se desarrollarán los
acontecimientos, incluyendo la salud del Comandante-Presidente, que ha
influido en que el Gobierno Bolivariano y el PSUV tengan un
comportamiento todavía más errático que lo acostumbrado.

No cabe duda que tanto el gobierno como el PSUV deben enfrentar a la vez
varios adversarios, más allá del enemigo más difícil, la ineficiencia de
sus burócratas.

La oposición anda en su propio laberinto y debe superar la estrategia
electoral y acercarse al pueblo, de lo contrario le será muy difícil
vencer al presidente Hugo Chávez en las presidenciales de 2012, estimó
en Washington el presidente de la encuestadora Datanálisis, José Antonio
Gil Yepes.

Para él, la oposición, reunida en la Mesa de Unidad, "necesita
transformarse de un movimiento electoral en un movimiento político,
económico y social" y "trabajar de cerca con el pueblo, lo que todavía
no está haciendo". Gil afirmó que el principal factor que ha
capitalizado la oposición no ha sido producto de su esfuerzo ni de un
proyecto propuesto, "sino la incapacidad del gobierno de utilizar sus
recursos para movilizar gente".

Desde el exterior viene el bombardeo de los grandes medios cartelizados,
preocupados por los pésimos números que encuestadoras le dan a la
oposición (32% de popularidad), lanzaron una campaña de guerra
sicológica cuyo principal fin es crear zozobra en la población
venezolana como único modo plausible para subirle las encuestas a la
oposición.

Allí trabajan especialistas en guerra sucia como el
cubano-estadounidense Roger Noriega y el (lamentablemente) venezolano J.
J. Rendón, y los diarios El Nuevo Herald de Miami, El País de España,
Clarín de Argentina. Y lo que falta…

Estos medios insisten en el término de "etapa de transición", que sin
duda tiende a enredar la política interna venezolana. Para Leopoldo
Puchi, por ejemplo, tiene una doble connotación. Se refiere tanto a la
culminación normal de un período constitucional como a la ruptura, a
veces violenta, con el orden vigente.

¿Acaso si gana la oposición el sistema no sería básicamente el mismo?
Los ejemplos de Chile o de España son totalmente diferentes. Allá se
pasó de un sistema sin elecciones a uno electoral y con partidos.
Transición huele a caída y mesa limpia. Lo democrático sería hablar de
alternancia.

Por eso no sorprende que (a decir de Aristóbulo Istúriz) la oposición le
propusiera al canciller Nicolás Maduro ser presidente de la República
para el período "de transición", en caso de una eventual victoria en el
2012. "Yo vi por allí una carta que envía (Eduardo) Semtei a Nicolás
Maduro, llamándolo a ser Vicepresidente de la transición, tratando de
sembrar cizaña".

Lo cierto es que transitaremos un 2012 que será un verdadero campo
minado y donde el tema de un eventual golpe de estado estará a la orden
del día. ¿Es posible repetir el formato de Chile que terminó con el
derrocamiento del presidente Allende después de "dislocar la cadena de
mando y su profesionalismo?, se preguntan.

Y les responden que son muy distintas las condiciones en la región de
1973 y las de 2012 y que hubo una profunda depuración de la FAN luego
del golpe de abril, y que se han consolidado los mandos leales de las
Fuerzas Armadas.

El Gobierno Bolivariano redescubrió que tenía una diferencia territorial
con Guyana y aquí nuevamente la oposición dio un traspié, en su afán de
diferenciarse del gobierno, y perdió la brújula sobre temas
fundamentales como la soberanía y la defensa de los recursos naturales.
Quizá tenga razón el embajador ante la Organización de Estados
Americanos (OEA), Roy Chaderton, quien afirmó que el tratamiento que la
dictadura mediática dio a la situación limítrofe que Venezuela mantiene
con Guyana, "nos hace pensar que los agarramos fuera de base".

Los ¿socialdemócratas?

El resurgimiento de la socialdemocracia betancourista es un hecho
ideológico que requiere máxima atención. Se trata de una ideología de
reemplazo para la derecha venezolana contra la revolución bolivariana.
Para Javier Biadeau se trata de una maniobra de marketing político y de
mediática, para plantear una nueva confrontación de imaginarios
políticos, un nuevo trazado de fronteras ideológicas: reavivar el mito
de Betancour como el Padre de la Democracia, para oponerla la narrativa
de la "democracia liberal" a los mitos, relatos e imaginarios de la
Revolución Bolivariana, al Chávez "redentor de los más pobres".

La disputa, como diría Bourdieu, se sintetiza en la conquista de la
centro-izquierda progresista como "capital simbólico", colocando a
Chávez en la ultraizquierda o bajo el mote de la "autocracia totalitaria
del siglo XXI". En el fondo de este cuadro, Chávez sería un simple peón
de la política de Fidel y Raúl Castro.

Los "neo-socialdemócratas" del MUD, plenos de atavismos anticomunistas,
quieren distanciarse de los ajustes estructurales del Banco Mundial y
del FMI, publicitando un compromiso histórico con la "democracia social,
plural y liberal" con justicia social, con una política internacional
subordinada de hecho a la geopolítica de Washington. Esa
"intelectualidad" que, al decir de Biardeau, "remó en las aguas del
pensamiento crítico, para ahogarse ahora en la orilla del betancourismo".

Lamentablemente, desde el bolivianismo no se ha estimulado el debate
orgánico y la construcción de referentes ideológicos renovados. No hay
coraje para las discusiones francas, que ayuden a la construcción de los
nuevos paradigmas válidos para esta etapa histórica superadora de la
resistencia, la de la construcción.

Hay una insistencia en confundir procesos, desconociendo una vía
nacional al socialismo, quizá sin asumir que los procesos
revolucionarios no pueden ser trasplantados. Hay singularidades,
momentos y procesos históricos diferentes, pero se insiste en
identificar o mimentizar la Revolución Bolivariana con la Revolución
Cubana, de medio siglo atrás.

Sin dudas, hay un campo minado que debemos desarmar, y esa tarea es de
los intelectuales: prever y analizar en detalle ese campo,
geopolíticamente minado por el imperio y la derecha vernácula que fue
trabajando una estructura de apoyos (en organismos multilaterales, en la
prensa cartelizada internacional). En Washington reside la oficina de
transición democrática, con sus revoluciones de colores y en Venezuela
pareciera que ser intelectual es mala palabra.

En la oposición hay gente socialdemócrata que se dice "lulista" y está
en el equipo que elabora el programa de la MUD, que no tuvo ni la
sutileza de medir la repercusión de las declaraciones de los personeros
de la oposición, que pareciera tener planes más acordes con los
intereses de las trasnacionales.

Sería bueno que tomaran en cuenta las palabras del ministro brasileño
Celso Amorim –ex canciller, hoy titular de Defensa- quien plantea la
adopción de una estrategia común de disuasión de los países de la región
para proteger las riquezas suramericanas de "amenazas de fuera de la
región".

Y, mientras...

Los medios de comunicación que dirigen la oposición le aplicaron censura
previa a parte del documento de la MUD en relación al ingreso de
Palestina a la ONU. A pesar de que el texto era ambiguo, los sectores
más ultraconservadores se molestaron pues no toleran siquiera que se
mencione la posibilidad de un Estado palestino. ¿Será esa la posición
oficial de los "estadistas" de la MUD?

Mientras bolivarianos y antichavistas estamos preocupados por la salud
del Presidente y transitamos la plena la guerrilla comunicacional,
Colombia insiste cada día con más fuerza en la firma del tratado de
libre comercio con Estados Unidos y en hacer efectivo, el acuerdo de
seguridad y defensa fronterizo que se acordaron desde el 10 de Agosto
del 2010, entre el recién juramentado Juan Manuel Santos y nuestro
Presidente.

Analistas locales recuerdan que la secretaria ejecutiva de UNASUR, María
Emma Mejía, con el pretexto de los estudios sobre sistemas de conexión
vial que está haciendo esa organización, le propuso a Chávez la vía
fluvial, Meta-Orinoco, con lo cual Colombia obtiene acceso al corazón de
Venezuela y al Atlántico, y se salta el tratado de Límites de 1941.
Desconocemos la respuesta de Chávez a estas propuestas de la simpática
MEM, pero no podemos olvidar que Estados Unidos no es ajeno a todos
estos tejes y manejes.

La respuesta del gobierno frente a la decisión de la CIDH ha sido –por
decir algo- desordenada, sobre todo teniendo en cuenta que se conocía
con anterioridad el contenido de la sentencia. La Cancillería no preparó
con tiempo una respuesta convincente, quizá a la espera de que Chávez lo
haga todo.

La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos coloca sobre
el tapete dos hechos relevantes para el desarrollo de la vida política
nacional. Uno, el asunto específico de la inhabilitación de Leopoldo
López y el otro con la acción misma de la CIDH al involucrarse en el
ámbito de los procesos electorales de Venezuela.

Los juristas saben que la decisión de la CIDH no es una solución
política del problema planteado sino que ha generado una complicación
adicional, ya que se presenta como si emanara de una jurisdicción
jerárquicamente superior en materia electoral por encima de los poderes
públicos venezolanos, que bien pudiera constituirse en instancia de
apelación de los resultados de la elección presidencial de 2012, con el
argumento de que el derecho a ser electo es un derecho humano.

Ni el texto constitucional admite una instancia de apelación
supranacional sobre asuntos electorales, ni fue ése el espíritu de la
Constituyente al aprobar los convenios internacionales.

- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director
de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio
Latinoamericano en Comunicación y Democracia (ULAC)

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