lunes, 21 de mayo de 2012

[alai-amlatina] La FAO y el acaparamiento de tierras

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La FAO y el acaparamiento de tierras

Vicent Boix

ALAI AMLATINA, 21/05/2012.- Si hay un negocio que tiene el futuro
garantizado, no es otro que el de la alimentación. Se puede prescindir
de todos los objetos que nos rodean y que supuestamente nos hacen la
vida mejor, sin embargo, llenar el estómago siempre será una obligación.
Así lo han entendido esas pocas multinacionales que controlan el
comercio de alimentos y los inversionistas que han volcado su dinero en
los mercados agrícolas.

Pero en la búsqueda frenética de oportunidades dentro del agronegocio,
se ha extendido el "acaparamiento de tierras", en el que inversores,
empresarios, estados, etc. están adquiriendo millones de hectáreas en
diferentes países, sobre todo en los africanos, desde los subsaharianos
hasta los mediterráneos. Algunos buscan especular con las tierras, otros
sembrar agrocombustibles para los países ricos, y otros aprovechar el
agua y la tierra ajena para cultivar alimentos y luego exportarlos a sus
naciones.

Sea como sea, algunos cálculos ya establecen que en África se han
tramitado proyectos por una extensión total de 67 millones de hectáreas
(la superficie conjunta de Italia y Alemania).[1] Los atropellos se han
sucedido sin parar y aquellos maravillosos beneficios que gozarían los
pueblos que se amoldarían a la nueva inversión agrícola, se han quedado
en papel mojado. De esta forma, las personas desalojadas de sus tierras
se cuentan por decenas de miles. Además se han reportado expulsiones
violentas, encarcelamientos, procesos judiciales contra campesinos,
precariedad laboral en los nuevos proyectos agrícolas, acaparamiento de
otros recursos naturales como el agua, deforestación de bosques,
alteración de cauces en ríos, etc.

Los muchos discursos de la FAO

La FAO,[2] como buena hija de Naciones Unidas, acoge todo tipo de ideas
por muy contradictorias que puedan ser entre ellas. Por ejemplo, ante la
reciente crisis alimentaria en Sudán del Sur, el responsable de este
organismo en el país africano manifestaba que "Hay que lograr que las
familias tengan en primer lugar acceso rápido a alimentos inocuos y
nutritivos, así como a otras necesidades básicas (…) Podemos hacerlo
ayudando a la gente a retomar las actividades agrícolas, ganaderas y de
otro tipo en las que basan sus medios de subsistencia".[3]

La realidad es que si se quiere ayudar a la gente a retomar sus
actividades agrícolas, habrá que garantizar las tierras, las aguas y los
recursos económicos. Por eso este escenario propuesto por el responsable
de la FAO en Sudán del Sur, choca de frente con el masivo acaparamiento
de tierras en el continente, que está ayudando a la gente a abandonar
las actividades agrícolas, ganaderas y de otro tipo en las que basan sus
medios de subsistencia.

Sin embargo y a pesar de la gravedad de los hechos, la FAO también apoya
sin titubeos el acaparamiento de tierras. Junto al Banco Mundial o el
Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, trabaja en los "Principios
para una inversión agrícola responsable". Como se desprende del propio
título, para estos organismos el acaparamiento de tierras es una
inversión que para las naciones empobrecidas deparará, supuestamente,
ciertos beneficios como puestos de trabajo, transferencia tecnológica,
infraestructuras rurales, seguridad alimentaria, etc. En general, el
brazo filantrópico y propagandístico de la nueva inversión agrícola, no
ofrece nada que no se haya escuchado mil veces para justificar la
inversión extranjera en general, y nada que no se escuchara por ejemplo
hace un siglo, cuando ciertas transnacionales fruteras transformaron
estados independientes centroamericanos en "repúblicas bananeras". A día
de hoy y como se decía antes, los atropellos y las expulsiones se
imponen a las benevolencias.

Y hablando de benevolencias, dejen que les cuente un caso. En 2009, la
empresa suiza Addax Bioenergy arrendó 20.000 hectáreas en Sierra Leona
para cultivar caña de azúcar y generar bioetanol.[4] Se ha denunciado
que las comunidades no fueron consultadas para ver si accedían a
arrendar sus tierras y el acuerdo fue secreto entre la compañía y el
consejo de la aldea. Las cosechas de algunos campesinos fueron
destruidas y la indemnización recibida fue tres veces inferior al precio
real. Los agricultores han revelado que ahora tienen que recorrer varios
kilómetros hasta llegar a las nuevas tierras que les asignaron y se ha
constatado que la empresa no está cumpliendo sus compromisos sociales
(empleo, mejora de la agricultura local, etc.). Estos datos fueron
recabados por miembros del Consejo de Iglesias de Sierra Leona y por un
activista de derechos humanos, que además estuvieron acompañados en el
terreno por una ONG local. El Observatorio del Derecho a la Alimentación
y la Nutrición tomó estas reseñas y las incluyó en un informe sobre
acaparamiento de tierras que publicó en 2010.[5]

Se explica esto porque en marzo, la FAO hizo públicas una serie de
noticias sobre el "Proyecto sobre la bioenergía y criterios e
indicadores para la seguridad alimentaria" (BEFSCI, por sus siglas en
inglés). Este proyecto es financiado por el Ministerio Federal Alemán de
Alimentación, Agricultura y Protección del Consumidor, y según la
información contenida en la web de la FAO, pretende desarrollar "… una
serie de criterios, indicadores, buenas prácticas y opciones políticas
sobre el desarrollo de la bioenergía moderna que promueve el desarrollo
rural y la seguridad alimentaria…".[6]

Huelga decir que este proyecto es un espaldarazo claro al desarrollo de
los agrocombustibles y al acaparamiento de tierras. Demagógicamente
relaciona el cultivo energético con la seguridad alimentaria, obviando
la tragedia de un continente, África, que debe importar decenas de
millones de toneladas de alimentos básicos. Sin ir más lejos Sierra
Leona, el país donde desarrolla sus actividades Addax Bioenergy, ha
llegado a destinar el 24% de su PIB para importar comida.[7]

La cuestión es que en uno de los materiales de BEFSCI, titulado "Buenas
prácticas socio-económicas en la producción moderna de bioenergía", se
menciona el caso de Addax Bioenergy como un ejemplo de nitidez,
participación ciudadana, solidaridad, etc. Las benevolencias de la
compañía suiza que se mencionan en este manual fueron aportadas por
productores locales, aunque sin ser contrastadas por la FAO. No hay duda
de que algunos lugareños se han podido beneficiar de los proyectos de
Addax Bioenergy, pero no se entiende que una organización de Naciones
Unidas se olvide de la otra cara de la moneda, de los otros testimonios
y de las injusticias. No se entiende que un proyecto de la FAO utilice
este controvertido ejemplo como un modelo a seguir, sin comprobar los
hechos. Incluso llegó a utilizar en sus informes una fotografía que
aparece en la web de Addax Bioenergy, en la que se ve a acaparados y
acaparadores dándose la mano amigablemente.[8] Este hecho no tendría la
menor importancia si se hubiera indicado el origen de la instantánea.
Pero no hacerlo y además reconocer que no se contrastó la información,
permite pensar que los datos fueron recopilados de una sola fuente, sin
valorar las graves irregularidades que algunas organizaciones han desvelado.

Las directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tierra

El Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de la FAO (CSA) fue reformado
en 2009 para proporcionarle más versatilidad, peso específico y
capacidad de decisión para la creación de políticas relacionadas con la
seguridad alimentaria. El logro más importante de esta reforma fue el
espacio de participación que se proporcionó a las partes interesadas,
especialmente a las que se ven más afectadas por la inseguridad alimentaria.

Desde hace tres años, se vienen discutiendo y consensuando en el seno
del nuevo CSA, las directrices voluntarias sobre la gobernanza
responsable de la tierra. Estas directrices pretenden salvaguardar el
acceso a la tierra y a otros recursos naturales para los sectores de la
sociedad más vulnerables, y ayudarán a que los estados que se ven
afectados por el acaparamiento de tierras puedan legislar para
garantizar estos derechos.

El pasado 11 de mayo y tras muchas reuniones, las directrices fueron
aprobadas por los estados, el sector privado y los colectivos sociales
que habían participado en su elaboración dentro del CSA. Las primeras
reacciones de las organizaciones sociales involucradas -que
representaban en algunos casos a millones de campesinos y agricultores-
han sido positivas porque por una parte se han aprobado unas pautas que
pueden ayudar a frenar la impunidad reinante hasta el momento, y por
otra, consolida el CSA reformado como un espacio de participación y toma
de decisiones.

No obstante, algunos colectivos sociales también han manifestado que las
directrices se quedan cortas en muchos aspectos, siguen legitimando el
acaparamiento de tierras y pueden entenderse de manera desigual
dependiendo de los actores. Todo, porque la acción de ciertos estados y
sobre todo del sector privado, obligó a consensuar ciertas posiciones
ambiguas y muy generales, y por eso al final, tuvieron el mismo peso los
intereses de aquellos que se juegan el poder comer y trabajar, que los
intereses de aquellos que si no invierten en agrocombustibles en África
lo harán en factorías chinas de alpargatas y bolígrafos. Muy democrático
sí, pero muy asimétrico también.

- Vicent Boix es Investigador asociado de la Cátedra "Tierra Ciudadana -
Fondation Charles Léopold Mayer", de la Universitat Politècnica de
València. Autor del libro El parque de las hamacas. Artículo de la serie
"Crisis Agroalimentaria.


________________________________________
[1] INTERMON OXFAM: "Intermón Oxfam advierte de que la actual compra
masiva de tierra está sumiendo a miles de personas en la pobreza", 22 de
septiembre de 2011.
[2] Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura.
[3] FAO: "Elevada inseguridad alimentaria en Sudán del Sur", Juba/Roma,
8 de febrero de 2012.
[4] http://www.addax-oryx.com/uk/index.html
[5] "Hambre y acaparamiento de tierra en Sierra Leona", en el informe
"El acaparamiento de tierras y la nutrición, desafíos para la gobernanza
mundial", Observatorio del Derecho a la Alimentación y la Nutrición, 2010
[6] http://www.fao.org/bioenergy/foodsecurity/befsci/es/
[7] MARTÍN, M.A.: La agricultura africana, Los libros de la Catarata y
Casa África, Madrid, España, 2012, pag. 83.
[8] BEALL, E. y ROSSI, A.: "Buenas prácticas socioeconómicas en la
producción moderna de bioenergía", FAO, Roma, Italia, año 2011, pag. 3.
http://www.fao.org/docrep/015/i2507s/i2507s00.pdf


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