Panamá: El país está en guerra
Marco A. Gandásegui, h.
ALAI AMLATINA, 29/03/2012.- "El país está en guerra", fue lo que le
gritó el agente de la Fuerza del Orden a un ex policía jubilado que, por
casualidad, también era ngobe y protestaba contra la desposesión de las
tierras ancestrales de su pueblo en San Félix, a principios de febrero
pasado. A mediados de marzo, otro miembro de la Policía amenazaba a dos
mujeres en La Chorrera diciéndoles que no le habían "enseñado a
escuchar, sino a matar".
Estas dos experiencias - y otros incidentes similares - están dando
claros indicios de una creciente militarización de la llamada Policía
Nacional panameña. La insubordinación reciente de un grupo de oficiales
de la Policía frente al ministro de Seguridad Pública es otra señal. Más
aún, es más preocupante cuando el presidente de la República avala lo
actuado por la Policía y el ministro se retracta de sus declaraciones
originales.
Los oficiales de la Policía panameña, así como los agentes, están siendo
entrenados para tratar a la población como enemigos potenciales del
Estado. Muchos de los oficiales, incluso, no tienen entrenamiento como
policías y salen directamente de academias militares. Los policías, a su
vez, son reciclados en academias norteamericanas, israelíes y
colombianas para aprender tácticas represivas y de control militar.
En el libro que publicamos en 1990, La democracia en Panamá,
planteábamos que el país no tendría un régimen político democrático si
no se cumplían con, por lo menos, dos condiciones fundamentales: En
primer lugar, las instituciones armadas del país – como eran la Guardia
Nacional (1953-1983) y después las Fuerzas de Defensa (1983-1989) – no
podían estar al servicio de una potencia extranjera (es decir, EEUU).
Segundo, que era necesario distinguir claramente entre una policía al
servicio de la comunidad y un ejército entrenado para rechazar y
reprimir al enemigo.
Después de la invasión, EEUU se apoderó de la Policía Nacional y la
convirtió en una herramienta en su política exterior hacia Panamá.
Muchas de las funciones de adiestramiento se las delegó a las Fuerzas de
Defensa de Israel. Con motivo de su campaña contra el "terrorismo" a
escala mundial, EEUU comenzó a entrenar a la Policía panameña para
cumplir con funciones militares combinadas con actividades de seguridad
interna. En 2008, durante los ejercicios militares Panamax, en torno al
Canal de Panamá, el Comando Sur de EEUU creó la consigna de que la
policía panameña estaba en una guerra contra una supuesta "insurrección
campesina e indígena" que ponía en peligro la estabilidad del país.
La presidencia de Martín Torrijos (2004-2009) introdujo elementos de
confusión en las funciones de la Policía Nacional. ¿Evolucionaba para
convertirse en Ejército o continuaría siendo un híbrido ("ni chicha ni
limonada")? Desde que el presidente Ricardo Martinelli asumió la primera
magistratura, la militarización de la policía ha avanzado de manera más
acelerada. Pero en vez de crear un Ejército para resguardar las
fronteras o controlar nuestro espacio aéreo o aguas territoriales, se ha
creado un aparato militarizado para controlar todos los aspectos
relacionados con la vida política del país.
Las comunidades, las ciudades, las carreteras y las zonas rurales son
objeto de un permanente resguardo militar. El policía confunde al
ciudadano con un peligroso enemigo del Estado. A su vez, el soldado
sigue órdenes en el campo de batalla frente a un enemigo formado por
amas de casa, estudiantes, campesinos y trabajadores. La confusión está
conduciendo al país a una situación de caos.
Actualmente, no es un secreto que EEUU controla los aparatos de
seguridad del Estado panameño. El 31 de diciembre de 1999 evacuó sus
tropas del país y cerró todas sus bases militares. Sin embargo, no
abandonó sus puestos en los aparatos de seguridad del gobierno panameño.
Además, hay cierta confusión en el Consejo de Seguridad Nacional en la
medida en que los policías y soldados panameños no saben si las
directrices de los aparatos de seguridad del Pentágono son más potentes
que los provenientes del Departamento de Estado. Tampoco saben muy bien
si las líneas de acción política que emanan de la CIA y de la DEA
neutralizan los objetivos de los anteriores.
Es fundamental que los gobernantes desenreden los papeles que le
corresponden jugar a policías y soldados en la estructura política del
país. Esa misma confusión – creada por la política exterior de EEUU
hacia Panamá - llevó al coronel Remón Cantera a la Presidencia en 1952,
siguió con el golpe militar de 1968 y la invasión militar norteamericana
en 1989. Todo indica que las debilidades de la clase política, de la
incapacidad de los sectores medios y populares para poner orden y la
voracidad conocida de EEUU, nos están llevando por el mismo camino ya
recorrido en la segunda mitad del siglo XX. EEUU podría beneficiarse,
los especuladores siempre pescan mejor en río revuelto y los soldados
quizás se reparten algunas prebendas. Cuando los policías declaran que
"el país está en guerra", o que "policía juzga policía" o que luchan
contra una "insurrección campesina e indígena" es igual a un río que
suena, porque piedras trae. De un enfrentamiento de este tipo sólo el
país y el pueblo panameño serán los perdedores.
- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e
investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA)
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