AAA = Avaricia, Atraco y Alienación
Robert Sae
ALAI AMLATINA, 20/01/20011.- ¿Por qué desde hace algunos meses, se
inunda las noticias y las mentes con este tema de las "AAA"? ¿Por qué
las agencias de calificación, cuya creación remonta a principios de
1900, se convierten, de repente, en el ombligo del mundo?
Una máscara para la avaricia mercantil
Las agencias, en el fondo, son laboratorios pagados por los tenedores
del capital para asegurar la rentabilidad de los valores que ellos
quieren adquirir.
En un artículo muy informativo, publicado en el sitio web
"investigación" Xavier Dupret nos recuerda que: "Hasta mediados de los
70, todo quien quisiese invertir una parte de su capital en acciones
financieras tenía libertad de acudir a una agencia de calificación para
evaluar los activos en los que había puesto su mira. A la postre, son
los emisores de valores que vienen a pagar directamente a sus
evaluadores, a costa de numerosos conflictos de interés. Con el riesgo
de muchos abusos."
El autor también afirma que: "Con el tiempo, el campo de la
investigación de las agencias de calificación, hasta entonces limitado
sólo al sector privado, ha incorporado cada vez más la calificación de
las deudas públicas."
Recientemente, se enfatiza en los medios de comunicación el hecho de que
las autoridades locales y empresas públicas (como la SNCF*) están
también sometidas a la evaluación de estas agencias. En última
instancia, es a partir de estas calificaciones que los bancos deciden a
quién prestar y a qué tasa.
Queda claro que las agencias de calificación están estrictamente al
servicio de los especuladores. Hoy en día, se busca someter a todos los
actores económicos y políticos a su calificación única.
Si tenemos en cuenta que las tres agencias que controlan la mayor parte
del mercado de la calificación (Standard and Poors, Fitch y Moody's)
tienen sede en Estados Unidos y están sometidos al control de la SEC
(Securities and Exchange Commission- autoridad que supervigila los
mercados financieros en ese país), se pone en evidencia que quienes
hacen depender las políticas gubernamentales de la calificación de estas
agencias (y eso en todas las áreas) no son sino agentes al servicio de
la especulación internacional.
Una vasta empresa de alienación
Bien se sabe que en este mundo llamado moderno, la "comunicación"
sustituye a la información. La "comunicación" de la cual se trata aquí
no se refiere al intercambio de mensajes entre interlocutores. ¡No! Es
más bien una mezcolanza de acoso publicitario, propaganda, intoxicación
y condicionamiento, transmitida por quienes quieren captar a una
clientela (comercial o política) o mantener el dominio de un sistema
sobre un público o más ampliamente sobre la sociedad. Lo peor es que
las víctimas inconscientemente retransmiten la ofensiva y que la
alienación se auto-reproduce en la opinión.
Para tal periodista, hablando de un cineasta que recibió un premio en
Estados Unidos: "al menos allí, Francia tiene su AAA!" Para aquel
dirigente de un club de fútbol: "si ganamos este partido vamos a tener
nuestra AAA! " Tout moun adan! (expresión creole - todo el mundo está
en eso!)
Allí está el negocio de la alienación que "priva al hombre de sí mismo
en provecho de fines que él no ha elegido libremente."
Es así que cuando los líderes y economistas autorizados afirman que
"¡los mercados financieros han reaccionado bien!" a sus medidas, muchos
de quienes se han dejado condicionar se conforman, voluntaria o
involuntariamente. Denunciamos, al paso, la confusión que se mantiene
abusivamente entre "el mercado" y los especuladores.
Los bancos centrales, instituciones financieras internacionales, el FMI
y otros emisores de bonos institucionales, ¿no son actores de los
mercados financieros? ¿Sus políticas no son más que reacciones a las
calificaciones y a las fluctuaciones en el mercado de valores?
Lo que esconde el atraco
Aquí es donde hay que exponer lo que hay detrás de la estafa.
- El primer objetivo de la campaña en torno a la calificación es eludir
cualquier reflexión sobre el fracaso del propio sistema.
Si algún país merece que se le rebaje su nota, es porque "no ha hecho lo
suficiente!" Los gobiernos, brazo político del liberalismo, ¡ahora
pueden usar tanto sus buenas calificaciones como las malas para
justificar su política!
Alimentan la esperanza de que, al conservar o recuperar una "triple A"
-que requiere, según dicen, "el rigor y el sacrificio"- garantizarán
poner fin al desempleo, a los despidos, a las quiebras, o sea, a todas
las dificultades.
No, ¡mil veces no! La AAA sólo sirve para señalar a los especuladores
que pueden esperar la máxima rentabilidad de su capital al invertir en
un país dado, haciendo caso omiso del hecho que su gobierno pueda
provocar el empobrecimiento de una franja cada vez mayor de la población.
- El segundo objetivo de la campaña es aún más pernicioso.
Después de haber institucionalizado el poder de las multinacionales
sobre el comercio mundial a través de la OMC, después de haber usurpado
la soberanía de las naciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, se
trata ahora para los dueños del sistema de instaurar formalmente el
poder de los especuladores sobre las finanzas mundiales, a través de sus
agencias de calificación.
Por lo tanto, con o sin "AAA", el sistema debe desaparecer. Lo único
que debe justificar la asignación de buenas calificaciones a los
distintos gobiernos y países, es la distribución equitativa de la
riqueza, el desarrollo masivo de los servicios públicos, la prioridad
dada a optimizar la protección social y la posibilidad de una
realización plena para todos. (Traducción de ALAI)
- Robert Sae es periodista martiniqués.
* NdT: SNCF: empresa francesa de ferrocarriles.
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