Audacia, más audacia
Samir Amin
ALAI AMLATINA, 13/12/2011.- Las circunstancias históricas creadas por la 
implosión del capitalismo contemporáneo requieren de una izquierda 
radical, tanto en el Norte como en el Sur, que sea capaz de formular una 
alternativa política al sistema existente. El propósito de este artículo 
es mostrar por qué es necesaria la audacia y lo que esta significa.
¿Por qué audacia?
1. El capitalismo contemporáneo es un capitalismo de monopolios 
generalizados. Con esto quiero decir que los monopolios no son ya más 
islas grandes en un mar de empresas relativamente autónomas, sino que 
son un sistema integrado, que controla absolutamente todos los sistemas 
de producción. Pequeñas y medianas empresas, incluso las grandes 
corporaciones que no son estrictamente oligopolios, están bajo el 
control de una red que remplaza a los monopolios. Su grado de autonomía 
se ha visto reducido al punto de convertirse en subcontratistas de los 
monopolios.
Este sistema de monopolios generalizados es producto de una nueva fase 
de centralización del capital que tuvo lugar durante los 80 y 90 en los 
países que componen la Triada (Estados Unidos, Europa y Japón).
Los monopolios generalizados dominan ahora la economía mundial. 
"Globalización" es el nombre que le han dado al conjunto de demandas 
mediante las cuales ejercen su control sobre los sistemas productivos de 
la periferia del capitalismo global (periferia entendida como el mundo 
por debajo de la Triada). Esto no es más que una nueva fase del 
imperialismo.
2. El capitalismo de los monopolios generalizados y globalizados es un 
sistema que garantiza que estos monopolios graven impuestos sobre la 
masa de plusvalía (transformada en ganancias) que el capital extrae de 
la explotación del trabajo. En la medida en que estos monopolios están 
operando en las periferias del sistema global, la renta monopólica es 
renta imperialista. El proceso de acumulación capitalista –que define el 
capitalismo en todas sus sucesivas formas históricas- está determinado 
por la maximización de la renta monopólica/imperialista que persigue.
Este desplazamiento del centro de gravedad de la acumulación del capital 
es la fuente de la continua concentración del ingreso y la riqueza en 
beneficio de los monopolios, ampliamente controlada por las oligarquías 
(plutocracias) que gobiernan los grupos oligopólicos a expensas de la 
remuneración del trabajo e incluso de la remuneración del capital no 
monopólico.
3. Esto pone en riesgo al mismo crecimiento, desequilibrando la fuente 
de financialización del sistema económico. Con esto me refiero a que el 
segmento creciente de la plusvalía no puede ser invertido en la 
expansión y profundización de los sistemas de producción y por 
consiguiente la inversión financiera de la plusvalía desmedida se vuelve 
la única opción para sostener la acumulación bajo el control de los 
monopolios.
La implementación que el capital realiza en determinados sistemas, 
permite que la financialización opere de distintas maneras, generando:
(i) la subordinación de la gestión de las empresas al principio del 
"valor de las acciones".
(ii) la sustitución del sistema de pensiones basado en la capitalización 
(fondos de pensión) por sistemas de distribución de las pensiones.
(iii) la adopción del principio de "intercambio de tasas flexibles".
(iv) el abandono del principio bajo el cual los bancos centrales 
determinan la tasa de interés –el principio de liquidez- y la 
transferencia de esta responsabilidad al "mercado".
La financialización ha transferido la responsabilidad principal en el 
control de la reproducción del sistema de acumulación a 30 grandes 
bancos que son parte de la Triada. Los eufemísticamente llamados 
"mercados" no son otra cosa más que los lugares donde son desplegadas 
las estrategias de los actores que dominan la escena económica.
Por consiguiente esta financialización, que es responsable del 
crecimiento de la desigualdad en la distribución del ingreso (y la 
riqueza), genera la misma plusvalía que la sostiene. La "inversión 
financiera" (o mejor dicho la inversión en especulación financiera) 
continúa creciendo a gran velocidad sin corresponderse con el 
crecimiento del Producto Interior Bruto (que en la actualidad se está 
convirtiendo en algo ficticio) o con la inversión en la producción real.
El crecimiento explosivo de la inversión financiera requiere, y se 
alimenta de, la existencia de deuda en todas sus formas, especialmente 
de la deuda soberana. Cuando los gobiernos que están en el poder dicen 
estar persiguiendo la reducción de la deuda, están mintiendo 
deliberadamente. Para concretar la estrategia de financialización de los 
monopolios se necesita el crecimiento de la deuda, algo que en realidad 
los monopolios buscan más que combaten, como una manera de absorber la 
ganancia de los monopolios. Las políticas de austeridad impuestas para 
"reducir la deuda", han tenido como resultado (tal y como se pretendía) 
el incremento del volumen de la misma.
4. Es este sistema –llamado popularmente neoliberal, el sistema del 
monopolio generalizado capitalista, "globalizado" (imperialista) y 
financializado (como una necesidad para su propia reproducción) – que 
implosiona ante nuestros ojos. Pero este sistema, aparentemente incapaz 
de derrotar sus crecientes contradicciones internas, está condenado a 
continuar su salvaje expansión.
La "crisis" del sistema es causada por su propio "éxito". En efecto, la 
estrategia desplegada por los monopolios siempre ha producido los 
resultados deseados: los planes de "austeridad" y los llamados planes de 
reducción social (en realidad anti-social) continúan siendo impuestos, a 
pesar de la resistencia y las luchas. Actualmente, la iniciativa yace en 
manos de los monopolios ("los mercados") y sus siervos políticos (los 
gobiernos subordinados a las demandas del "mercado").
5. Bajo estas condiciones el capital monopólico ha declarado 
abiertamente la guerra tanto a los trabajadores como a los pueblos. Esta 
declaración es parte del planteamiento de "el liberalismo no es 
negociable". El capital monopólico seguirá expandiéndose sin reducir su 
velocidad. La crítica a la "regulación" que explico a continuación, está 
basada en este hecho.
No estamos viviendo un momento histórico en donde la búsqueda de un 
"compromiso social" sea una opción posible. Ha habido momentos en el 
pasado, como el compromiso social durante la post Guerra entre el 
capital y el trabajo referente a un Estado social democrático en el 
oeste, el socialismo actualmente existente en el este, y los proyectos 
nacionalistas y populares en el sur, pero el actual momento histórico ya 
no es el mismo. El conflicto actual se produce entre el capital 
monopólico, y los trabajadores y la gente que es llamada a rendirse 
incondicionalmente. Las estrategias defensivas de resistencia bajo estas 
condiciones no son efectivas y eventualmente llevan incluso a ser 
derrotadas. En la guerra declarada por el capital monopólico, los 
trabajadores y los pueblos deben desarrollar estrategias que les 
permitan colocarse a la ofensiva.
El periodo de guerra social está necesariamente acompañado por la 
proliferación de conflictos políticos internacionales e intervenciones 
militares de las fuerzas imperialistas de la Triada. La estrategia de 
"control militar del planeta" por las fuerzas armadas de los Estados 
Unidos y sus aliados subordinados de la OTAN es, en última instancia, el 
único medio por el cual los monopolios imperialistas de la Triada pueden 
continuar su dominio sobre los pueblos, naciones y estados del Sur.
Ante este desafío de la guerra declarada por los monopolios, ¿cuáles son 
las alternativas que se proponen?
Primera respuesta: "regulación de los mercados" (financieros y de otros 
tipos)
Esta regulación es una iniciativa que los monopolios y los gobiernos 
reivindican. Sin embargo esto es solo retórica vacía, diseñada para 
confundir a la opinión pública. Estas iniciativas no pueden parar la 
desenfrenada carrera por el beneficio financiero, resultado de la lógica 
de acumulación controlada por los monopolios. Son por tanto una falsa 
alternativa.
Segunda respuesta: un retorno a los modelos de la post Guerra
Estas respuestas alimentan una triple nostalgia: (i) la reconstrucción 
de una verdadera "socialdemocracia" en Europa occidental, (ii) la 
resurrección de "socialismos" basados en los principios que gobernaron 
el siglo XX (iii) el retorno a fórmulas de nacionalismo popular en la 
periferia del Sur. Estas nostalgias imaginan que es posible obligar a 
retroceder al capitalismo monopólico, forzándole a regresar a lo que era 
en 1945. Pero la historia nunca permite tales retornos al pasado. El 
capitalismo debe ser confrontado tal y como es hoy, no como nosotros 
hubiéramos deseado que hubiese sido imaginándonos un bloqueo en su 
evolución. Sin embargo, estos anhelos siguen atormentando a una buena 
parte de la izquierda global.
Tercera respuesta: la búsqueda de un consenso "humanista"
Yo defino este piadoso deseo de la siguiente manera: la ilusión de que 
un consenso entre intereses en conflicto puede ser posible. Algunos 
ingenuos movimientos ecologistas, entre otros, comparten esta ilusión.
Cuarta respuesta: las ilusiones del pasado
Estas ilusiones invocan "la especificidad" y "el derecho a la 
diferencia" sin preocuparse de entender su alcance y significado. El 
pasado ya nos ha respondido las preguntas del futuro. Estos 
"culturalismos" pueden adoptar varias formas étnicas o para-religiosas. 
Teocracias y etnocracias se convierten en convenientes substitutos de 
las luchas sociales democráticas que han visto vaciada su agenda.
Quinta respuesta: la prioridad de la "libertad personal".
La gama de respuestas basadas en esta prioridad, considerada el "valor 
supremo", incluyen entre sus filas a los retrógrados defensores de la 
"democracia electoral representativa", a la que equiparan con democracia 
en sí misma. La fórmula separa la democratización de las sociedades del 
progreso social, tolerando incluso una asociación de facto con la 
regresión social con tal de no poner en riesgo y desacreditar la 
democracia, reducida ahora al estatus de una trágica farsa.
Pero hay variaciones de esta posición incluso más peligrosas. Me refiero 
aquí a algunos típicos "post modernos" actuales (como Toni Negri en 
particular) quienes imaginan que el individuo se ha convertido ya en el 
protagonista de la historia, como si el comunismo, que permite al 
individuo ser emancipado de la alienación y convertirse en protagonista 
de la historia, ya hubiese sido instaurado.
Está claro que todas las respuestas de arriba, incluyendo aquellas de 
derecha (como las "regulaciones" que no afectan a la propiedad privada 
de los monopolios) todavía encuentran poderosos ecos en una mayoría de 
la gente de izquierda.
6. La guerra declarada por el generalizado capitalismo monopólico del 
imperialismo contemporáneo no tiene nada que temer de las falsas 
alternativas que acabo de perfilar.
¿Qué hacer entonces?
Este momento nos ofrece la oportunidad histórica de ir mucho más lejos; 
nos demanda como única y efectiva respuesta una audaz y atrevida 
radicalización en la formulación de alternativas capaces de movilizar 
trabajadores y pueblos para colocarse a la ofensiva y defenderse de la 
estrategia de guerra de sus enemigos. Estas formulaciones, basadas en el 
análisis del capitalismo actualmente existente, deben confrontar 
directamente el futuro a ser construido, y sacarnos de la nostalgia del 
pasado y de las ilusiones de la identidad o el consenso.
Texto completo en: http://alainet.org/active/51548&lang=es
Traducción: Katu Arkonada y Alejandra Santillana
- Samir Amin, economista egipcio, presidente del Foro Mundial de 
Alternativas
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