La creciente lucha de clases
Alberto Rabilotta
ALAI AMLATINA, 24/08/2011.- Los disturbios que hace algunas semanas
golpearon a Londres y otras ciudades inglesas tienen el potencial de
diseminarse más allá de las Islas Británicas. No es sólo Inglaterra que
está expuesta a este furor clasista que refleja el creciente abismo
entre clases que amenaza con socavar el capitalismo en sí mismo. Las
divisiones de clases se viene construyendo desde hace una generación,
primero en Occidente pero cada vez más en países con rápido desarrollo,
como China. El creciente abismo entre las clases tiene sus raíces en la
globalización, que ha volatilizado los empleos de los trabajadores
industriales e incluso ahora de los empleados de cuello blanco, escribe
el autor y profesor Joel Koktin en la revista Forbes.
Prueba del temor que suscita el rápido aumento de la presión en la
caldera social, de la lucha de clases que obliga a reformular el
"contrato social" o conduce a la revolución social, es la "petición" que
en el momento de escribir este artículo "16 ricos franceses" – según el
diario Le Figaro – han hecho circular para que se instaure una
"contribución excepcional que afecte a los más favorecidos".
Multimillonarios como Liliane Bettencourt (cosméticos L'Oreal), Frédéric
Oudéa (banco Société Générale), Christophe de Margerie (petrolera
Total), Jean-Cyril Spinetta (presidente de Air France), entre otros,
dicen querer participar en el "esfuerzo nacional" (el programa de
austeridad del gobierno del presidente Nicolás Sarkozy) para reducir el
déficit presupuestario y poder así mantener el "modelo francés y () un
ámbito europeo a los cuales estamos integrados y que deseamos contribuir
a preservar".
¿La contribución que proponen estos ricos? Esta deberá ser "calculada en
las proporciones razonables, con el interés de evitar los efectos
económicos indeseables, como las fugas de capitales o el aumento de la
evasión fiscal". ¿Y en qué consiste esa contribución? En un impuesto
excepcional de uno a dos por ciento.
O sea un rasguñito a las riquezas que esos ricos acumularon
exclusivamente en el 2010, cuando – según la revista Challenges - la
fortuna total de los 500 más grandes patrimonios profesionales franceses
aumentó 25 por ciento () pasando de 194 a 241 mil millones de euros", o
sea un aumento de 47 mil millones de euros en un solo año.
Los multimillonarios franceses hacen como que quieren que se accione la
válvula de seguridad para liberar un poquito de la acumulada presión de
la caldera social. Este tipo de simulacro de contribución tributaria por
parte de los multimillonarios, que probablemente será copiada en otros
países, es una burda maniobra fraguada con los gobiernos que quieren
aplicar a fondo los plantes de austeridad para desviar la creciente
furia popular dirigida a esa oligarquía dominante y a los políticos que
ha comprado.
Y ni siquiera tiene, en el caso de los multimillonarios franceses, la
franqueza de la iniciativa de Warren Buffett, el riquísimo inversor
estadounidense que hace meses y sin tapujos reconoció que existe una
guerra de clases, bien entendido, pero es mi clase, la clase de los
ricos, que está librando esa guerra, y la estamos ganando. Al menos
Buffett tuvo también la sinceridad de asumir que frente a las temibles
consecuencias que para el actual sistema representa el despertar de una
conciencia de clase en los pueblos de Estados Unidos y Europa, hay que
aplicar impuestos sobre las fortunas.
La presión aumenta en la caldera social…
Esta guerra de clases que los increíblemente ricos lanzaron contra más
del 90 por ciento de la población en "los países desarrollados que han
emprendido el camino hacia el subdesarrollo", al decir de varios
críticos sociales y economistas, se ha vuelto tema constante de
opiniones y análisis en las revistas, diarios y portales Internet
dedicados a las finanzas y la economía.
En un artículo titulado "Tax the super-rich or riots will rage in 2012"
el analista estadounidense Paul B. Farrel, de marketwatch.com, afirma
que hay que imponer ahora mismo un tributo fiscal a los "súper-ricos",
antes "que el 99 por ciento (de la población estadounidense) se levante
y comience una nueva revolución, otro colapso, una nueva Gran Depresión".
Y apoyándose en opiniones y datos de comentaristas, economistas,
inversionistas y medios financieros, Farrel enumera "seis razones por
las cuales no podremos frenar el colapso económico que se viene": 1) la
bomba de tiempo global del alto desempleo ha sido activada; 2) las
reducciones de impuestos para los ricos han acrecentado el desempleo de
los jóvenes; 3) los ricos siguen enriqueciéndose con la inflación en las
materias primas, y los pobres se enfurecen cada vez más; 4) los
súper-ricos están cegados por su adicción a la codicia;5) los políticos
se han vuelto corruptos por esta adicción de los súper-ricos a la
codicia; y 6), porque pronto los revolucionarios se enfurecerán y
entonces dominarán el Tercer Mundo estadounidense, es decir el 90 por
ciento de la población que vio convertirse en pesadilla el "American Dream".
Y el sistema sigue echando leña al fuego
No hay creación de empleos y hay mas despidos porque las economías de
los países más ricos de Occidente se encuentran amenazadas por un
estancamiento "a la japonesa", o sea persistente y prolongado. Y porque
los mercados globales de crédito están preparándose para la deflación y
hasta quizás la depresión, como resume Ambrose Evans-Pritchard - editor
de la sección de negocios internacionales del diario británico The
Telegraph -, al analizar los datos de la economía real en Estados Unidos
y Europa. Otros economistas, entre ellos Stephen Roach de Morgan
Stanley, alertan sobre el peligro de una recaída en la recesión,
mientras destacan los riesgos que representan la situación de los
mercados de obligaciones en la Unión Europea y su impacto sobre la
insolvencia que planea sobre bancos europeos – que en los últimos días
sufrieron fuertes caídas en las plazas bursátiles -, y el riesgo de una
crisis sistémica por el colapso del crédito interbancario. Pritchard
cita a Lars Frisell, del banco sueco Riksbanck, para quien "no se
necesita mucho para que colapse" – como en el 2008 - el mercado europeo
del crédito interbancario, o sea los préstamos que los bancos contratan
entre sí para mantener la liquidez necesaria a las operaciones cotidianas.
En lo que va del año, según la agencia Bloomberg, los bancos británicos
han eliminado unos 50 mil empleos y los de la zona euro cerca de 20 mil,
al tiempo que registraron bajas en los ingresos, con caídas
espectaculares en la capitalización bursátil de algunos de ellos, y todo
esto en un contexto de bajas en las previsiones de crecimiento económico
para la zona euro.
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- Alberto Rabilotta es periodista argentino.
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