martes, 9 de julio de 2013

[alai-amlatina] Señales de las primarias presidenciales en Chile

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Señales de las primarias presidenciales en Chile

Danilo Quijano

ALAI AMLATINA, 08/07/2013.- Las primarias presidenciales realizadas en
Chile el pasado 30 de julio dan cuenta del retorno auspicioso de
Michelle Bachelet, quien con el 73% los votos ganó a sus rivales al
interior de la "nueva mayoría", denominación que alude a la
centroizquierda organizada en "la concertación" y esta vez cuenta con la
participación del Partido Comunista de Chile (PCCh). Por su lado, Pablo
Longueira, connotado dirigente de la Unión Democrática Independiente
(UDI), partido de prosapia conservadora y pinochetista, se impuso con el
51% de los votos en la "alianza por el cambio", coalición de
centroderecha hoy en el ejercicio del gobierno.

Las primarias convocaron a 3.008.087 votantes, cifra cercana al 23% del
total de la población en edad de votar, cuya inscripción en los
registros electorales desde el año pasado es automática y el acto de
sufragar voluntario. De aquellos, 2.139.472 y 806.656 participaron con
su voto en la "nueva mayoría" y "alianza por el cambio",
respectivamente. Lo que permite observar cierto arrastre electoral de la
ex presidenta y ex directora ONU Mujeres, quien finalmente provocó la
mayor participación de votantes en las primarias y consiguió la más alta
votación dentro de su coalición.

Sin embargo, la candidata Bachelet no ganaría en la primera vuelta. Los
sondeos de opinión coinciden en señalar que no supera el 45% de las
intenciones de voto. Es decir, al igual que en las elecciones de 1999 y
2005, en las que Ricardo Lagos y ella misma ganaron en segunda vuelta
con el 51,31% y 53,50% de los votos, respectivamente; en los próximos
comicios un segmento de votantes que fluctúa en torno al 5% otra vez
sería el fiel de la balanza electoral. Un porcentaje por igual difícil
de captar para los candidatos de la "nueva mayoría" y la "alianza por el
cambio", en circunstancias que se insinúa más de un 60% de ausentismo
electoral.

En el caso de la candidata Bachelet las dificultades también se
relacionan con las tendencias que mostraron los resultados de las
elecciones del 2009. Aquella vez, si bien es cierto que "la
concertación" optó por su peor candidato en ese momento, el ex
presidente democratacristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle; también es cierto
que "la concertación" experimentó su primera fractura orgánica y
electoral importante, con la configuración del Partido Progresista (PRO)
y la candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami, como resultado
de su burocratización y esclerosis representativa centrada en cúpulas
partidarias y hasta clanes o improntas familiares. Esa vez en primera
vuelta Enríquez-Ominami y Frei obtuvieron el 20,14% y 29,60%,
respectivamente, y, en segunda vuelta, Frey alcanzó sólo el 48,39% y
perdió frente al 51,61% que catapultó como presidente al empresario
Sebastián Piñera, entonces candidato de la "alianza por el cambio".

En el caso del candidato Longueira, si bien tiene a su favor haber
obtenido en las primarias recientes una votación superior a los
porcentajes que le otorgaban los sondeos de opinión, inclusive mayores
al de su oponente dentro de su coalición; por su abierta oposición a la
"gratuidad" de la educación y a la Asamblea Constituyente, como por su
imagen pinochetista en las filas de la derecha chilena, finalmente el 5%
y más en disputa le podrían resultar esquivos.

Otro aspecto relevante que amerita ser tomado en cuenta son los
movimientos sociales, sus propuestas y conflictos con relación al actual
gobierno Piñera y el anterior gobierno Bachelet. En particular sus
efectos en el imaginario electoral de los votantes. Como se recordará,
fueron los estudiantes con sus asambleas permanentes y "revolución
pingüina" (2006) los que ocasionaron la crisis ministerial del primer
gabinete de la primera presidente mujer de Chile, e instalaron la idea
de "una educación gratuita y de calidad para todos". Y, su denodada
persistencia desde el 2011, es la que provocó la salida de tres
ministros de educación durante la administración Piñera. Sobre todo,
develó la mercantilización de la educación y de los sentidos de vida en
el Chile post dictadura, y, a la vez, con sus propuestas le dio
pertinencia y viabilidad a la Asamblea Constituyente.

Lo mismo es observable en las Asambleas Ciudadanas de las regiones de
Magallanes (2011) y Aysén (2012). En Magallanes, con el rechazo al
incremento del precio del gas y la demanda de una "efectiva
regionalización y descentralización del país", concebida a partir de una
Asamblea Constituyente, como la primera de un total de 22 demandas, y,
en Aysén, sobre la base de proponer la rebaja en los precios del
petróleo, gasolina, parafina, gas y leña, mejoras en infraestructura de
salud regional y la creación de una universidad, entre otros puntos.
Precisamente, es en ese contexto y perspectiva que concitó una creciente
atención y apoyo nacional (2012) el rechazo al mega-proyecto HidroAysén
y su aprobación (2011), el mismo que afectaría 5.900 hectáreas de áreas
protegidas, alentado por los gobiernos de Lagos, Bachelet y Piñera. Y,
en el caso de las propuestas de varios referentes políticos del pueblo
mapuche, su posible cabida en -o deriva hacia- una Asamblea
Constituyente, que comprenda y admita su autodeterminación, autogobierno
y recuperación de sus territorios ancestrales.

Hilvanando los movimientos sociales con el comportamiento electoral, se
puede conjeturar que los conflictos sociales son conducentes a una
democracia concebida y realizable como la redistribución efectiva y
continua del poder a escala comunal, regional y nacional, y, que esa
misma democracia implica un cambio en la posición subjetiva de las
gentes, clases y pueblos, como es el caso de radicar en sus comunidades
y asambleas sus deliberaciones y decisiones, para definir el bien común
y las políticas públicas y de estado, en buena cuenta el ejercicio mismo
del gobierno. Por lo mismo, entonces, los movimientos sociales e
iniciativas ciudadanas tendrán que decidir si persisten en profundizar,
ampliar y mancomunar sus propuestas y democracia en ciernes, o si las
morigeran y negocian, y, el próximo gobierno tendrá que moverse en favor
o en contra de aquella democracia otra y emergente, alentarla o
reprimirla. Esas serían las disyuntivas después de las próximas
elecciones en Chile.

- Danilo Quijano es periodista radicado en Chile

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