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Venezuela: Todo lo parecido al 2002 no es ninguna coincidencia
Álvaro Verzi Rangel
ALAI AMLATINA, 16/04/2013.- La prensa hegemónica mundial y
latinoamericana insiste en un (imposible) fraude electoral y un clima de
guerra civil en Venezuela tras el ajustadísimo triunfo del candidato
chavista Nicolás Maduro, alentando una violenta etapa de
desestabilización lanzada por sectores opositores que parecen un revival
del golpe de 2002.
Pero el contexto regional ha cambiado: los observadores internacionales
hablan de transparencia y limpieza electoral y todas las naciones de la
región felicitan al candidato triunfador. Los estallidos de violencia
parecen ser mucho más mediáticos (o mediatizados) que preocupantes,
aunque los cacerolazos suelen retumbar en los valles de las grandes
ciudades venezolanas.
Las escasas dos semanas de campaña electoral transcurrieron en un clima
tenso, pleno de alertas ante posibles sabotajes, intentos de
desconocimiento del triunfo de Maduro por parte de la oposición, y un
plan desestabilizador donde participaban mercenarios salvadoreños,
paramilitares colombianos y funcionarios estadounidenses.
Si en 2002 se denunció el golpe de Estado venezolano como el primer
"golpe mediático", experiencia que se intentaría repetir sin éxito en
Bolivia y Ecuador, pero sí en Honduras y Paraguay. Esta vez se puede
hablar de un intento de golpe mediático y cibernético, con hackeo de
cuentas e instigación a la violencia y la desestabilización a través de
las llamadas redes sociales, metodología que seguramente intentarán
"exportar" a otros países latinoamericanos…
Ya durante las últimas semanas se habían registrado una serie de la
acciones violentas llevadas a cabo por grupos de "estudiantes"
opositores, las que según fuentes de inteligencia, son pagadas
directamente por funcionarios de la embajada estadounidense al
coordinador de esas actividades, Gabriel "Gaby" Arellano, empleado de la
estatal Universidad de Los Andes.
Las investigaciones apuntan a la funcionaria estadounidense Sharon
Vanderbeele, oficial de la estación de la central norteamericana de
Inteligencia CIA en Caracas -bajo la fachada de la oficina de Asuntos
Regionales (ORA), cargo que ejerce desde 2011. Vanderbeele sustituyó a
Michel Roberts en la tarea de asesoramiento y financiamiento a la
oposición venezolana por parte de la CIA, que no es la única entidad
estadounidense que apoya económica y logísticamente al antichavismo.
Once años atrás, el analista Aram Aharonian escribía: "Un periodista
español decía la semana pasada, tras el frustrado golpe de Estado contra
el gobierno constitucional de Hugo Chávez: "¡Qué olor a hamburguesa,
jabugo (jamón serrano) y petróleo!" Obviamente, el hombre sabía de qué
hablaba: de la participación de funcionarios estadounidenses, españoles
y salvadoreños en la asonada encabezada por el líder empresarial Pedro
Carmona".
Once años después, el libreto quiere ser repetido, aunque el contexto
latinoamericano-caribeño y mundial es diferente. Pero, no es casual que
los de los dos países que reconocieron como presidente al golpista
Carmona en abril de 2002, el español de Aznar (hoy de su delfín, Mariano
Rajoy) y el de Estados Unidos de la doctrina Monroe (es lo mismo que el
administrador de turno sea George Bush o Barack Obama), hoy duden de los
resultados electorales en Venezuela.
El canciller español dijo que no reconocería los resultados, en un tono
por demás injerencista. El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney agregó
que su país considera un paso "necesario" una auditoría de la elección
presidencial del domingo en Venezuela, y estimó que debía hacerse antes
de que fuera proclamado el candidato oficialista Nicolás Maduro. (Éste
es presidente proclamado oficialmente desde el lunes 15 y asume ante la
Asamblea Nacional el viernes 19).
A este coro se sumó –sorpresiva aunque no sorprendentemente- el
secretario general de la OEA, el chileno Insulza. Sorpresivamente,
porque la misión de la OEA encabezada por el gobernador del estado
estadounidense Bill Richardson, avaló la transparencia de los comicios.
Otra perla para Insulza, quien no consultó a los representantes de los
países, que ya habían reconocido el triunfo de Nicolás Maduro.
Hace once años, los embajadores de Estados Unidos y España, Charles
Shapiro (quien antes manejó el escritorio Cuba en el Departamento de
Estado), y Manuel Viturro, se reunieron con el presidente de facto Pedro
Carmona, después de que éste disolviera la Asamblea y las principales
instituciones. Esta vez funcionarios de la embajada estadounidense
(recordar que los embajadores fueron retirados) y de la "cooperación"
española estuvieron detrás del asesoramiento y financiamiento del
candidato opositor y de la desestabilización del país.
Una de las consecuencias del golpe de 2002 era la desnacionalización del
petróleo: privatización de Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA) y la venta
CITGO, de la filial de ésta en EEUU, en la cual están interesados tanto
las trasnacionales estadounidenses como la Repsol española, para poner
fin de la reserva del Estado venezolano sobre el subsuelo y la decisión
soberana del Estado sobre los recursos naturales del país.
En el 2002 se contó con la activa participación en el golpe y en el
financiamiento del mismo, del empresario Isaac Pérez Recao, del cual
Carmona era empleado en la petrolera Venoco.
Una alta fuente militar amplió a la agencia France Press que Pérez Recao
ordenaba a un pequeño grupo "extremista de derecha, que estaba
fuertemente armado, incluso con fusiles lanzagranadas, [...] bajo la
conducción operacional del contralmirante Carlos Molina Tamayo", uno de
los oficiales que ya se había rebelado públicamente contra Chávez en
febrero pasado, y que ya estaba a cargo de la Casa Militar de Carmona,
que "pertenecía a una empresa de seguridad, propiedad de ex agentes del
Mossad".
En 2013, el gobierno venezolano expulsó a dos agregados aeronáuticos de
la embajada de EEUU (David del Mónaco y Debling Costal), acusados de
presionar a oficiales en actividad para satisfacer las pretensiones de
la estrategia opositora. De todas formas, el candidato opositor Henrique
Capriles Radonski admitió públicamente que algunos militares en
actividad que lo respaldaban estaban presos, acusados de delitos
electorales.
Similar a lo ocurrido en 2002, la estrategia de la oposición en 2013,
apunta a ir creando un imaginario de que las filas chavistas se iban
desintegrando, con la deserción –por goteo- de algunos oficiales en
actividad (cada uno cargaría una mochila de denuncias que los medios
difundirían nacional y mundialmente) y, por qué no, de algunos
funcionarios chavistas.
Para recordar: en 2002 James Rodger, adscrito a la agregaduría militar
de la embajada en Caracas, secundó con su presencia la sublevación,
instalado en el quinto piso de la Comandancia del Ejército, desde donde
asesoró a los generales sublevados.
En abril de 2002 llamó la atención el caso de dos salvadoreños
detenidos, que formarían parte de un escuadrón de la muerte entrenado
para realizar atentados en diversos países latinoamericanos (antes en
Cuba y Panamá, luego en Venezuela).
Nuevamente en 2013 el ministro del Interior, Néstor Reverol, denunció el
ingreso al país de dos grupos de mercenarios salvadoreños, que
intentarían asesinar dirigentes chavistas.
El primero, liderado por un excoronel de la Fuerza Armada de El
Salvador, David Koch Arana, quien actúa como jefe operativo bajo la
dirección del diputado ultraderechista Roberto D'Aubuisson, y el segundo
dirigido por Guillermo Cader Acuña -quien ya había enviado en 2010 a
Venezuela al terrorista Francisco Chávez Abarca, detenido en 2010-, y el
excontralmirante Marco Antonio Palacios Luna. Posteriormente se dictó
orden de captura contra otro supuesto mercenario salvadoreño, Julio
Alberto Cornejo Quintanilla.
Reverol también dio a conocer dos audios sobre conversaciones entre Koch
Arana y D'aubuisson suministrados a los órganos de inteligencia del
Estado, grabados el 23 y 25 de marzo, en los que hablan sobre las
operaciones diseñadas para desestabilizar el país.
En aquellos días de abril de 2002, 11 años atrás, el pueblo recató a su
presidente constitucional y lo repuso en el poder, terminando con las 47
horas de dictadura de Carmona "el breve".Hoy Venezuela ha avanzando con
su revolución bolivariana, cuenta con soberanía comunicacional y con la
solidaridad de los pueblos (y gobiernos) de la región.
- Álvaro Verzi Rangel es Sociólogo venezolano, investigador del
Observatorio en Comunicación y Democracia
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