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El FSM y su gobernanza: el monstruo de cien cabezas
Francine Mestrum
ALAI AMLATINA, 23/04/2013.- Acaba de realizarse en Túnez el 12º Foro
Social Mundial (FSM), dos años después de la 'Primavera Árabe' que
derrocó al antiguo régimen y estableció un gobierno dirigido por Ennahda
("movimiento del renacimiento"), un partido político islamista.
El Foro resultó un éxito, tanto en términos de participación como
políticos. La juventud de la región asiste masivamente, los tunecinos
sienten que la solidaridad internacional con su revolución es palpable,
y los participantes constatan que el FSM ha recuperado lo mejor de sus
experiencias pasadas.
¡Y esto era muy necesario! Pues, los participantes internacionales,
principalmente de Europa y América Latina, estaban más bien escépticos
sobre el futuro del proceso. Es más, luego de este Foro se reunió su
Consejo Internacional (CI), cuya agenda aborda precisamente la futura
gobernanza del FSM. El éxito del FSM 2013 bloquea el camino de aquellos
que querían poner fin al Consejo Internacional, cuando no al propio
proceso FSM. Dicho esto, no hay nada definido, todo está por (re)hacer.
La horizontalidad y las estructuras
La forma como se rige el FSM no es fácil de entender. El Foro Social
Mundial es un 'espacio abierto', lo que significa que no tiene
dirigentes, no representa a sus componentes y está abierto a todos
aquellos y aquellas que aceptan su carta de principios. Su labor
consiste básicamente en posibilitar la realización de eventos
auto-organizados.
Sin embargo, este principio de horizontalidad, contrario a las
jerarquías, es contrarrestado por unas estructuras relativamente pesadas
que se crearon durante la última década.
En primer lugar, está el Consejo Internacional, en su origen un
seminario de líderes de los movimientos sociales y de intelectuales
activos a nivel global. En ese entonces, las reuniones se realizan a
puerta cerrada. Al poco tiempo, se lo percibe como elitista, reunido en
hoteles 5 estrellas. Su tarea consiste en definir la estrategia del FSM.
Después del FSM de Mumbai en 2005, se propone una primera
reestructuración y se formula el objetivo de promocionar y expandir el
proceso del FSM, dándole mayor visibilidad y definiéndolo como un
proceso y no un evento.
La expansión se efectúa principalmente a nivel del propio CI, que se
convertiría en un órgano de más de 150 miembros, con seis comisiones, un
pequeño comité de enlace y múltiples grupos de trabajo.
En términos políticos, sin embargo, pierde poder. Éste pasa primero a
una secretaría basada en Sao Paulo que se encarga del trabajo diario y
mantiene el control sobre el conjunto del proceso. Sin embargo, en
Mumbai surge también un comité organizador local que cuestiona el poder
de la secretaría brasileña.
Hoy, en 2013, se constata que el poder principal reposa efectivamente en
manos del comité organizador del Magreb y que una nueva instancia se ha
creado en Brasil –el GRAP: Grupo de Reflexión y de Apoyo al Proceso del
FSM- de la cual nadie conoce la composición ni su influencia real. La
secretaría ha sido abandonada y el CI se ha convertido en un barco sin
timón.
Debate necesario
Ante tanto despelote, se impone la urgencia de un debate, sobre todo
porque entre muchos miembros del CI surge un sentimiento de abandono. De
hecho, para las últimas reuniones del CI, apenas había una agenda
concreta. El comité de enlace, que debería haber sido renovado en 2012,
ha sido de hecho disuelto. Las distintas comisiones del CI ya no
funcionan, la Comisión de estrategia está monopolizada por un solo
miembro...
Por lo tanto, el debate realizado en Túnez, en medio de un contexto de
entusiasmo y optimismo, es bienvenido.
Allí se formulan varias observaciones:-
En primer lugar, la distancia enorme entre el CI de un lado y el FSM de
otro, en tanto proceso, y en tanto evento. Como varios participantes
señalan, el FSM 2013 es un éxito, a pesar de, más que gracias a la
existencia del CI.
Segundo, la 'nueva cultura política' de la cual el proceso del FSM
siempre se ha enorgullecido, no existe. Ciertamente, se respeta la
diversidad, pero las relaciones de poder echan a perder todo, estando
ocultas por una horizontalidad ficticia que no sirve más que para eso.
Por último, en ausencia de normas y metodología para equilibrar las
relaciones de poder, no existe democracia dentro del CI. Los miembros
saben más o menos quienes detentan el poder -un núcleo reducido de
miembros brasileños y franceses- aunque raras veces éste se manifiesta
abiertamente. En cuanto al comité organizador local, no es parte del CI
y sus miembros no se conocen oficialmente.
Todo esto debe ser visto ahora en el contexto de un conflicto importante
entre los movimientos sociales de Brasil y una falta total de confianza
entre los participantes en las reuniones del CI. En términos de las
relaciones humanas, la situación es muy difícil y la amistad entre los
miembros del CI es o superficial o sectaria. Nada sorprende, entonces,
que las reuniones sean difíciles de soportar más allá de un medio día.
Vale mencionar también que el GRAP contrata una secretaria a tiempo
parcial quien se encarga actualmente del trabajo más urgente, y que
contó con una sala de reuniones permanente a su disposición en un hotel
5 estrellas de Túnez.
¿Otro CI es posible?
En Túnez el CI dedicó dos días y medio a un debate sobre su futuro.
Previamente se prepara un informe de síntesis de las distintas
contribuciones presentadas en los últimos meses. Si bien este informe es
bien recibido, no se lo tiene en cuenta en el debate. Se instalaron tres
grupos de trabajo: uno, de medidas urgentes, incluyendo la ubicación de
la próxima reunión del CI y del FSM, un segundo sobre la
reestructuración y estrategia del CI y un tercero sobre la estrategia
del proceso del FSM.
Muy pocas decisiones se tomaron. La ubicación del próximo CI está por
definir. Si bien hacia el final del debate, el horizonte se despejó un
poco y las denuncias y acusaciones son más escasas, el hecho es que los
puntos más importantes han sido más o menos excluidos del debate.
Quiero mencionar cuatro:-
Antes de poder decidir el futuro del CI, es necesario confirmar o
reformular sus tareas. Sólo a partir de allí se podrá desarrollar una
posible estrategia. Estas tareas, por supuesto, dependerán de las
relaciones de poder dentro del proceso del FSM. Si los comités
organizadores siguen existiendo, deben unirse al CI. En cuanto al GRAP,
se debe formalizar su existencia y aclarar su papel, a fin de evitar
superposiciones.
A continuación, será necesario volver a hablar de los recursos
necesarios para el funcionamiento del CI. Sus reuniones son caras, sobre
todo cuando se pretende pagar los billetes de avión de sus
participantes. En el pasado, un fondo de solidaridad con contribuciones
de los movimientos del Norte sirvió para pagar boletos para
representantes del Sur. Hoy en día, hay varios movimientos en el Sur que
son mucho más ricos que los del Norte. Otra solución que se propone en
la reunión celebrada en Dacca es establecer una cuota fija a pagar
anualmente por parte de todos los miembros del CI. Este asunto es
urgente y necesita encontrar una solución eficaz y sostenible.
En tercer lugar, la dimensión política que se manifiesta en dos niveles.
En los foros en América Latina, surgen cada vez conflictos respecto a la
presencia en el Foro de hombres o mujeres políticos, incluso
presidentes. Para algunos, la política institucional no tiene lugar en
el FSM, que es una especie de encuentro abierto para los movimientos
sociales, llamados 'sociedad civil'. Curiosamente, este debate no ha
tenido lugar en Túnez, donde sin embargo el gobierno apoyó abiertamente
el FSM y una delegación del CI fue invitada al palacio presidencial.
Cualquiera que sea la fórmula elegida, no me parece aceptable que
dependa del país en el que se realice el FSM. Se debe tener en cuenta
sobre todo las alianzas y nexos políticos posibles para los movimientos
sociales. Si el CI puede trabajar con un gobierno islamista, debe ser
capaz de acoger a un presidente aliado de los movimientos sociales.
El segundo nivel político a considerar en el CI es la realización de
debates políticos en su seno. El mundo ha cambiado profundamente desde
el año 2001, estamos viviendo múltiples crisis y hay cambios
geopolíticos en marcha. Es más, nuevos actores jóvenes se han hecho
presentes para cuestionar el sistema dominante, así como el
funcionamiento del FSM y sus órganos. Hasta ahora, los debates políticos
se han evitado en el seno del CI, por temor a provocar divisiones. Me
parece esencial reservar espacios para estos debates, como la única
manera de construir gradualmente convergencias e ir más allá del sectarismo.
En cuarto lugar, el CI tiene una necesidad urgente de democracia, de
transparencia y de rendición de cuentas. Ninguna instancia puede
sobrevivir si no hay confianza entre sus miembros. Sin embargo, la
confianza no puede existir si las decisiones se toman fuera de las
reuniones, si no se tienen en cuenta los informes solicitados, si no se
presentan las cuentas, si las relaciones de poder permanecen ocultas
tras el velo de la horizontalidad.
¿Y ahora?
Muchas preguntas siguen abiertas. Si el FSM va a sobrevivir -lo que tras
el éxito de Túnez, todos desean- hay que reconsiderar su gobernanza. Si
el CI quiere sobrevivir, tendrá que reconstruirse y democratizarse. Si
el FSM quiere repetir sus éxitos, se lo debe organizar allí donde los
movimientos sociales tengan necesidad de él y estén directamente
involucrados en su programación.
Un CI donde los movimientos sociales, grandes y pequeños, incluidos los
sindicatos, puedan sentirse como en su casa para discutir la política y
la estrategia a seguir, podría proporcionar al FSM una orientación
intelectual. Además de los foros temáticos que ya se organizan, el CI
podría proponer a los comités de organización centrarse en unos pocos
temas sobre los que se podrían organizar eventos. No se trataría de
ninguna manera de imponer una 'línea política', sino de poner de
manifiesto las principales corrientes de pensamiento diferentes sobre
ciertos temas. Esto podría alentar a los movimientos presentes en el FSM
y ayudarles a preparar mejor sus propios seminarios.
El espacio abierto es una gran idea, pero tiene poco sentido si conduce
a la yuxtaposición sin más de una cantidad ilimitada y con frecuencia
superpuesta de temáticas.
Doce años después de Porto Alegre, la relevancia de la iniciativa de los
fundadores del FSM se confirma. Ahora ha llegado el momento de renovar
la fórmula y hacer todo lo posible para no desperdiciarla. Es hora de
abrir un espacio para las nuevas generaciones y hacer de él un espacio
estratégico para la reflexión y la acción. (Traducción ALAI).
- Francine Mestrum es doctora e investigadora en ciencias sociales. Es
Coordinadora de Global Social Justice (www.globalsocialjustice.eu) y
representante del Centre Tricontinental -CETRI- en el CI del FSM.
* Este texto es parte de la Revista América Latina en movimiento No.
484, que en esta edición trata sobre "Foro Social Mundial: ¿Momento de
replanteamientos? " (http://www.alainet.org/publica/484.phtml)
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