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La clase media del Banco Mundial
Marco A. Gandásegui h.
ALAI AMLATINA, 13/12/2012. América latina y Panamá
se encuentran envueltas en las telarañas de un
conglomerado de instituciones trasnacionales
creadas por EEUU para (des)orientar a la opinión
pública. Las más antiguas son el Banco Mundial
(BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Otras más recientes son Moody's, Heritage
Foundation y la USAID. En la década de 1960, el BM
fue transformado para "combatir la pobreza" y
crear una nueva clase media. Fue un rotundo
fracaso y terminó apoyando los regímenes militares
de la época.
La USAID está ahora mismo en una etapa de
transformación (metamorfosis) de la cual pocos
saben cómo va a terminar. El Heritage Foundation
promete convertirse en un guerrero defensor
universal de los postulados conservadores más
sagrados. Moody's es una empresa dedicada a emitir
opiniones políticas sobre la solvencia de
empresas, bancos y países. En 2008, cuando
colapsaron todas las empresas bancarias de EEUU,
Moody's las calificaba como sobresalientes. En la
actualidad, Perú y México – políticamente afines a
Washington - ocupan las posiciones más altas en la
lista de Moody's, mientras que Venezuela y
Argentina – mal vistos por la Casa Blanca - ocupan
los lugares más bajos.
En la literatura sociológica, desde principios del
siglo XIX, la llamada clase media ocupa un lugar
destacado. Los franceses Comte y Tocqueville
incorporaron el concepto en sus análisis.
Igualmente, los alemanes Marx y Lassalle. Los
funcionalistas norteamericanos Parsons y Merton
fundaron una escuela de pensamiento que colocó la
clase media en el centro de la "acción social".
Con motivo de un informe reciente del Banco
Mundial sobre la "clase media" en América Latina,
todos los medios comerciales del continente
(incluyendo EEUU) se han abocado a la tarea de
resucitar este viejo concepto abandonado por los
ideólogos neoliberales.
La clase media en los textos norteamericanos es en
teoría quien garantiza la estabilidad social que
necesita todo país para que los inversionistas
puedan extraer sus ganancias. La afirmación es
algo pretenciosa y, además, no refleja la realidad
histórica. Cuando en América Latina las "clases
medias" llegaron al poder mediante gobiernos
populistas (Perón, Castro, Goulart, Allende,
Torrijos y muchos otros), EEUU los declaró sus
enemigos y no descansó hasta eliminarlos
físicamente o derrocarlos. Por gobierno populista
se entiende el poder compartido, en forma de
alianza, por una clase empresarial (dominante),
capas medias (hegemónica) y trabajadores. El
proyecto de los gobiernos populistas es afianzar
el desarrollo capitalista mediante pactos sociales.
Según el informe reciente del BM, "la clase media
en América Latina aumentó entre 2003 y 2009, hasta
llegar a constituir un inédito 30% de la
población". (Se olvida los períodos donde
predominaban gobiernos populistas). La institución
bancaria con sede en Washington anuncia
triunfalmente que entre los años mencionados, "la
clase media aumentó en 50 por ciento, pasando de
103 millones habitantes a 152 millones".
De un plumazo, el Banco Mundial declara que
América Latina se ha vuelto "segura" para las
inversiones de los capitalistas norteamericanos.
EEUU está buscando fórmulas para mantener su nivel
de ganancias ("crecimiento económico") a flote. El
gobierno del presidente Obama anunció que
privilegiará a la cuenca del Pacífico para
realizar inversiones. El BM (tal como lo hizo el
candidato perdedor Mitt Romney) le pide al
mandatario norteamericano que no se olvide de
América Latina.
El BM hace cálculos aritméticos poco convincentes
para llegar a la conclusión que en la región de
Nuestra América el 30 por ciento de la población
es clase media. La "clase pobre" – que divide en
dos - representa el 68% de la población. Los ricos
son el restante 2%. El BM asegura que "el panorama
es alentador si se compara con 1995", cuando un
78% de la población era pobre y un 20% era clase
media". (Durante la década de 1990 los
neoliberales destruyeron las economías de muchos
países de la región – Argentina, México, Perú,
Venezuela, entre otros - con políticas de
"austeridad").
Según el BM, la riqueza producida en la región
(PIB), creció a una tasa anual de 2,2% en la
década de 2000. Agrega que hubo "una mejor
distribución de esos ingresos". El BM no menciona
el hecho de que este crecimiento y mejora en la
distribución en muchos países fue gracias a las
políticas de estímulo y no de austeridad
recomendados por sus programas neoliberales.
Durante el período en que reinó la política del BM
y del FMI en América Latina (1985-2005), la
pobreza se agudizó. Los números positivos que
presenta el BM a escala regional son producto, en
gran parte, de las políticas sociales – contrarias
al neoliberalismo - del presidente Lula de Brasil,
país con el 40% de la población de América Latina.
Durante el período de Lula (2000-2010) se
repartieron aproximadamente mil millones de
dólares a través de programas para los pobres. Las
políticas mitigaron la pobreza pero no crearon una
nueva clase media. El BM alega equivocadamente
(con una agenda política que pretende cambiarle la
imagen negativa al neoliberalismo) que ahora los
habitantes de las "favelas" son clase media.
Igualmente, los pueblos indígenas en sus comarcas
son clase media. Los campesinos sin tierra
también. Obviamente, la aritmética del BM no suma
ni resta.
Marco A. Gandásegui, hijo, profesor de Sociología
de la Universidad de Panamá e investigador
asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos
Justo Arosemena (CELA)
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