Seguridad embozada
Juan Almendares
ALAI AMLATINA, 11/10/2012.-
El concepto dominante: Seguridad embozada
Según Zubiri, la palabra “emet” que significa verdad, deriva del verbo hebreo “aman”; cuyo significado es tener confianza, o seguridad. En latín “seguridad se refiere a securus: “tranquilo, sin cuidado, sin peligro”.
La verdad ha estado ausente en nuestra historia de sufrimiento. El colonialismo, el neocolonialismo y el coloniaje del poder la han falsificado con el fin de someternos a sus intereses; es la verdad de ellos. El camino de la verdad es descolonizar las mentes y las prácticas sociales humillantes y opresoras. Construirla sólo es posible mediante los sujetos históricos, políticos y éticos que hacen su propia historia desde la vida cotidiana, el trabajo, la formación del lenguaje y la creación de la cultura La verdad construida con y por la dignidad histórica de los pueblos le da significado a la identidad cultural y al “derecho a ser”, de todo sujeto humano y planetario
La identidad es un proceso dialéctico e histórico. La cultura se desarrolla cuando las comunidades o naciones se organizan, movilizan y auto transforman para tomar sus propias decisiones políticas; para satisfacer sus necesidades materiales, espirituales, culturales y poder alcanzar el buen vivir, la justicia social y la dignidad histórica de los pueblos. La verdadera seguridad se fundamenta en la vida integral de todos los seres vivos. Es humana, respeta los derechos de
En el contexto neocolonial latinoamericano, el vocablo “seguridad” se asocia a las políticas de Estado referentes a vigilar, castigar, reprimir y disciplinar por obediencia patriarcal y humillación. En síntesis es el dominio total de las poblaciones sometidas a las formas nuevas de consolidar el imperialismo por la articulación de los aparatos hegemónicos locales, paraestatales o supranacionales.
En esencia se refiere a todas las formas de protección y defensa de las relaciones de dominación estructurales e históricas del poder económico, político ideológico que incide en la vida cotidiana, familiar, comunitaria, nacional regional e internacional. Se expresa como y por la desigualdad social, el racismo, la discriminación, la violencia simbólica, de género, la tortura, la injusticia social, el desalojo de las tierras y territorios de los pueblos originarios indígenas, el coloniaje del poder de una guerra contra nosotros y nosotras.
Los instrumentos para realizar la seguridad embozada contienen cuatro componentes: ideológico (educación alienante, guerra mediática, fundamentalismo religioso y académico sin ciencia ni conciencia); fuerzas represivas: (militares, policiales, y civiles de contrainsurgencia); jurídico (que funcionan mediante la justificación del poder: Estado Punitivo: Estado Policial Militar, Estado Excepción, Golpe de Estado, Estado Subalterno, Narco Estado, Estado-Ciudad Charter); económico (ocupación de la tierra y territorios con desalojos violentos de los pueblos originarios, indígenas , garífunas y misquitos, las industrias extractivistas mineras, represas, agro combustibles, transgénicos y megaproyectos turísticos y las “Ciudades Charter” popularmente conocidas como Ciudades Modelo, Áreas Especiales de Desarrollo que constituyen la manifestación extrema de la seguridad embozada o sea del control absoluto de los territorios de América Latina; particularmente Honduras, bajo el pretexto de una guerra contra las drogas.
La contrapartida de
Seguridad: guerra contra nosotros por los medios políticos
La políticas de seguridad por lo tanto tienen historia (Destino Manifiesto, Doctrina de Monroe, Doctrina del Espacio Vital, Doctrina de
La filosofía es aniquilar el “derecho a ser” a la pérdida de la esperanza y al derecho a soñar tanto de los individuos como de las comunidades.
Así, a través de la historia han existido diversos enfoques sobre la seguridad, sin embargo ninguno de ellos excluye a los cuerpos militares ni policiales: Doctrina de
Lo visible oculta lo invisible
Una forma ilustrativa de presentar la violencia ha sido la tasa de homicidios por cien mil habitantes. Es un indicador que señala la manera de matar en forma deliberada e ilegal a una persona por otra. Es, por lo tanto, un indicador de los muertos y no cómo sufren de violencia los vivos que al final tiene la consecuencia de la muerte espiritual, mental y física.
No obstante de ser aparentemente objetiva la tasa de homicidios se convierte en un saco donde hay que tirar los datos, que proporcionan los cuerpos represivos o los propios medios al servicio de la guerra mediática, sobre los muertos por causas personales e individuales. Se ignoran los orígenes estructurales de la violencia producida por el sistema capitalista. Se enmascara por lo tanto la impunidad y la responsabilidad en que incurren los cuerpos represivos del estado, la seguridad privada y los grupos económicos poderosos.
Refuerza por lo tanto la ideología dominante de que somos pueblos salvajes bajo la cultura de la violencia y por lo tanto hay que civilizar a los bárbaros mediante las bases militares, las operaciones de
En año 2011, Honduras emerge con la tasa de homicidios por cien mil habitantes más alta en el mundo (86.5) y en secuencia El Salvador (76.3), Guatemala (38.6), México (23), Panamá (19), Nicaragua (13), Costa Rica (10.3).
Existe una diferencia significativa en las tasas de homicidio de la región no obstante de las similitudes históricas y culturales. No se entrará aquí a explicar las diferencias, lo cual puede ser objeto de otro artículo. Una diferencia es Nicaragua, cuya política no está alineada ni enajenada con el Pentágono: tiene menos problemas con la droga, pandillas juveniles, y una tasa de homicidios baja, respeto mutuo entre las poblaciones civiles y los cuerpos militares y policiales.
En sentido paradójico el ex embajador de Estados Unidos en Nicaragua Oliver Garza, por orden del Pentágono, se convirtió en asesor militar del Gobierno de Honduras y colocó su oficina en
La seguridad es creadora de inseguridad
El diseño y la estructura arquitectónica de las casas y ciudades se han transformado. Prevalecen los espacios cerrados con sus cercos eléctricos, murallas, puertas y ventanas metálicas. Se ha roto la comunicación y visibilidad entre los vecinos. Las cámaras de televisión abundan en las casas y calles para el mejor control del poder en nombre de la delincuencia. La ciudad es a imagen y semejanza de las cárceles. La vida política y la cotidiana corresponden a una democracia encarcelada.
La política carcelaria es un sistema donde viven los condenados y condenadas de la tierra. Las quemas y masacres carcelarias en Honduras han sacudido la conciencia internacional. La salud se altera profundamente con el cambio arquitectónico. La estética se ha trastrocado. Prevalece la incomunicación familiar y comunitaria. La convivencia es paranoica. Toda persona nueva es un potencial enemigo. Se vive en el mundo de la sospecha, (con “un clavel de sospecha en la solapa”, dijo el poeta Roberto Sosa). Los árboles se cortan porque pueden esconder de los agresores. Los accidentes y muertes son frecuentes cuando existen incendios; las personas no pueden salir de sus casas porque a veces no conocen el sistema para abrir las puertas o ventanas metálicas. Se vive bajo estrés por temor a los asaltos y el ruido frecuente de las alarmas y balaceras nocturnas.
La política de privatización neoliberal se ha extendido a la seguridad y la ha convertido en la industria más lucrativa tanto multinacional como local que va desde el entrenamiento privado en el uso de las armas, sobre todo en jóvenes de las familias pudientes. La compra de toda clase de equipos electrónicos para vigilar y controlar al vecino y al sujeto de la calle. Es un mundo donde todos estamos vigilados excepto el poder que controla la situación. No existe la intimidad en las comunicaciones porque hasta las leyes permiten las escuchas telefónicas y las interferencias cibernéticas.
En el caso de Honduras se vive en un Estado Policial Militar Subalterno;
El Presidente de
En nombre de la seguridad se han violado los derechos humanos, desalojado de sus tierras y territorios a los pueblos originarios, campesinos y garífunas y se han cometido los peores crímenes a la democracia como los golpes de Estado y la instalaciones de bases militares.
¿Quiénes son los más violentos en el mundo, con la tasa más alta en armas?
Por Centroamérica pasa el 80% de la droga que entra a Estados Unidos de América y la violencia se asocia al comercio ilegal de drogas y al contrabando de armas (crimen organizado). Ha surgido una discusión en EUA sobre la verdadera función de
En el siglo XXI creemos que debe prevalecer la paz y la justicia y la guerra no es el mecanismo para superar el problema de las drogas. Nuestro deseo es que no existe el consumo racional y letal de drogas en el mundo, desde el alcohol, tabaco y todas las demás. El consumo de drogas más alto en el mundo ocurre en EUA, lo que refleja la crisis social y la falta de oportunidades de trabajo, educación y recreativas para la juventud estadounidense. El negocio de las drogas es inseparable del comercio legal y también clandestino de las armas y de la corrupción. La búsqueda de la seguridad la tienen los pueblos cambiando las relaciones de mercado y transformando la desigualdad social y política en una democracia con igualdad económica y en un mundo sin armas ni ejércitos.
Según el SIPRI (El Instituto Internacional de Estocolmo de Investigación para
Desafíos del futuro
Frente a esta situación de “políticas y seguridad” se nos plantea el desafío de cómo desarrollar una conciencia crítica y reflexiva sobre problemas de la violencia en el marco de dichas políticas de seguridad. Asimilar y reflexionar críticamente a través de la vida las lecciones de la historia es esencial para construir nuestro futuro. Los partidos, movimientos sociales, instituciones educativas o académicas se desnaturalizan cuando se alejan de la realidad social y carecen de un posicionamiento crítico y participativo frente a la destrucción progresiva de
Sin construir teoría, verdad e historia y sin desarrollar una práctica social y política sobre las violaciones de los derechos humanos, tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes, y trabajar en forma articulada con los movimientos sociales y las instituciones libertarias no será posible crear una seguridad integral, verdaderamente humana y democrática donde lo fundamental sea el respeto a la vida, a la dignidad y a los derechos de
Nunca deberíamos de olvidar que la forma y la esencia de la pedagogía de la transformación se fundamenta en el amor, la solidaridad y la liberación de los y las oprimidas por la unidad y respeto a la dignidad histórica de los pueblos de América Latina. La inmediatez de la injusta realidad: miseria, hambre y enfermedad nos entra por los ojos, oídos, por los sentimientos y por esa percepción de totalidad que genera la solidaridad con el dolor y el sufrimiento. Lo visible de la inmediatez es el camino para llegar a la esencia que, sin embargo, no es la esencia misma del fenómeno. La asimilación y transformación de la realidad debe pasar por la praxis social. No se trata de que cada uno de nosotros se transforme primero para cambiar después la realidad; por el contrario, no podemos cambiar nuestra esencia sin la participación activa en la construcción social unitaria y total de un mundo diverso con paz, justicia, solidaridad humana y planetaria.
- Juan Almendareses médico hondureño, ex-Rector de
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