viernes, 1 de junio de 2012

[alai-amlatina] Terrorismo financiero al alza

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Terrorismo financiero al alza: los millones que faltan en el Sur hambriento

Joan Buades

ALAI AMLATINA, 01/06/2012.- Mientras que nunca había habido en el
Planeta tantos humanos pasando hambre (uno de cada siete, ¡más de 1.000
millones de personas!), Jean Ziegler, uno de los pocos suizos
honorables, actualmente asesor de los programas de alimentación y de
derechos humanos de la ONU, no se cansa de recordarnos que "el hambre no
es una fatalidad, es un asesinato" que tiene unos beneficiarios claros,
como el Deustche Bank, Goldman Sachs y otros "carroñeros" neoliberales.
Incluso, los alimentos básicos están en manos de una economía de casino
como si las necesidades de nutrición de enormes masas humanas fueran
irrelevantes.

Entre los "detalles" que no aparecen en los medios de comunicación
estándar y que permiten explicar el porqué de las cosas está la balanza
fiscal negativa del Norte con el Sur. Quiero decir, la paradoja de que
el Sur empobrecido mayoritario del Planeta subvencione, cada vez más, la
minoría rica del Norte. A pesar del muro de obstáculos desinformativos
que erige el cártel del régimen neoliberal (desde el FMI al Banco
Internacional de Pagos pasando por la Banca Mundial o el G20) para que
los principales perjudicados, los cientos de millones de desposeídos en
situación crítica en todo el mundo, no sepan nada, comienzan a
acumularse pruebas serias de cómo se perpetúa este terrorismo económico
que tiene como efectos colaterales permanentes el hambre y la emigración
de capital social básico del Sur.

Una primera pregunta relevante es de cuánto estamos hablando. Según el
Center for International Policy, un prestigioso think tank independiente
con sede en Washington DC, los flujos de dinero ilícito que se van del
Sur hacia el Norte tendría un volumen anual entre siete y ocho veces
superior a toda la ayuda oficial al desarrollo. En 2008, el volumen de
dinero negro que salía del Sur para engordar el Norte oscilaba entre los
859.000 millones y 1,06 billones de dólares. La ayuda oficial al
desarrollo fue en 2011 de apenas 133.500 millones de dólares. Visto de
otro modo, supone perder ingresos equivalentes a tres veces las remesas
de dinero que los 215 millones de emigrantes en el Norte envían a casa,
372.000 millones de dólares el año pasado. Para el caso de África, el
continente más empobrecido y con más personas hambrientas, entre 1970 y
2008 el Norte le habría extraído entre 854.000 millones y 1,8 billones
de dólares. Con esta suma fabulosa, los africanos no sólo habrían podido
cancelar su deuda externa total (de unos 250.000 millones de dólares en
2008) sino que, en el cálculo más conservador, les habrían sobrado
600.000 millones de dólares para erradicar el hambre, reducir pobreza y
buscar sistemas de vida ecológicamente sostenibles con bienestar social
para todos. La tendencia, por si fuera poco, es el incremento de esta
rapiña: los flujos ilícitos hacia el Norte pasaron de 57.000 millones de
dólares la década de los 70 a los 437 mil millones entre el 2000 y 2008.

¿Es la ciudadanía corriente del Norte, sin embargo, la gran beneficiaria
de ese dinero robado en el Sur? En ningún caso, basta ver qué pasa en
lugares como Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o España. Con la excusa
de la crisis, su ciudadanía se encuentra acosada con políticas de ajuste
estructural neoliberal que hace pocos años sólo parecían reservados a
Corea del Sur, México o la Argentina del corralito. La tendencia es que
estos estados colapsen fiscalmente por la imposibilidad de poder
devolver la deuda que les han endosado, como avisa para el caso griego
la Ong Tax Research, sostenida por las Trade Unions británicas.

Entonces, ¿quién se lleva los millones perdidos del Sur? Se acumulan las
evidencias que quien hace caja son las grandes corporaciones
transnacionales. Basta recordar que las 10 primeras a nivel mundial
mueven más dinero que la India y Brasil juntos. Hace poco, desde
Eurodad, una red independiente de vigilancia sobre la deuda y el
desarrollo, se detallaban los múltiples trucos que utilizan las
transnacionales para hacer ingeniería contable y evadir impuestos tanto
en el Sur como en el Norte. Una de los más productivos es el maquillaje
de los números a base de transferir artificialmente cantidades
importantes a filiales localizadas en estados o regiones con fiscalidad
baja o casi inexistente. En otro extremo, se pueden inventar facturas de
compra-venta falsas para evitar pagar impuestos. Así, se calcula que
entre el 45 y el 50% de las transacciones internacionales están
hinchadas en más de un 10% para aumentar el provecho gracias al
diferencial fiscal entre unas regiones y otras del Planeta, siendo
África el área donde esta manipulación contable alcanza su cenit.

Este desnivel de recaudación afecta muy especialmente del hemisferio
sur. La razón es que mientras los estados de la OCDE (el club de los más
ricos) tienden a mantener un nivel de impuestos equivalente al 35% del
PIB, en los estados menos desarrollados suele ser mucho más bajo. En
África subsahariana, por ejemplo, apenas representa el 18%. Así, al
recaudar muchos menos impuestos de media que el Norte, el Sur sufre
mucho más acusadamente la evasión fiscal de las corporaciones.
Obviamente, el coste en desarrollo humano y en capacidad de alimentación
suficiente para toda la población de este robo es enorme.

El punto clave, en este contexto, es que las corporaciones no actúan, en
realidad, de manera "pirata" sino que no hacen más que utilizar una
"patente de corso" otorgada por el régimen neoliberal. Como corsarios,
pueden sortear las haciendas públicas del Sur y del Norte domiciliando
buena parte de sus flujos financieros en un archipiélago de paraísos
fiscales que tiene en la City de Londres y en Wall Street sus zulos más
letales. Así, el 21% de las filiales de las 50 primeras transnacionales
europeas están domiciliadas en paraísos fiscales.

De las 100 primeras compañías en la Bolsa de Londres, 98 tienen
sociedades localizadas en el archipiélago corsario. Christian
Chavagneux, redactor en jefe de la revista Économie Politique, avisa que
la crisis financiera global ha exacerbado esta deriva parasitaria de las
corporaciones hacia los paraísos fiscales. Mientras los EEUU han visto
reducir notablemente su atractivo como destinatario del ahorro mundial,
estados canallas como Luxemburgo acaparan activos financieros
equivalentes a 2.285 veces la riqueza nacional. Por tanto, si realmente
queremos ayudar a eliminar rápidamente el hambre en el mundo y hacer que
haya justicia social entre el Norte y el Sur, se impone poner en primer
lugar de la agenda social y política el fin de los paraísos fiscales.

Con el fin de abolir los "derechos" neoliberales de corsarismo en favor
de corporaciones como UBS, Repsol o Sol Meliá, la prioridad es eliminar
el secretismo, exigir la transparencia financiera de las corporaciones,
haciendo que todo el mundo sepa qué declaran en todos los países en los
que operan directamente y a través de sus filiales. Entre las buenas
noticias de los últimos tiempos, sin duda está la vertebración de una
cada vez más visible y poderosa coalición mundial de organizaciones
sociales independientes a favor de eliminar los paraísos fiscales para
ayudar a las poblaciones humanas más vulnerables. En un contexto mundial
tan potencialmente apocalíptico, establecer este tipo de conexiones y
coaliciones es la mejor semilla para la esperanza.

- Joan Buades es investigador de Alba Sud



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