lunes, 12 de marzo de 2012

[alai-amlatina] Educación popular en el desafío cubano

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Educación popular en el desafío cubano

CMLK - Equipo de Educación Popular

ALAI AMLATINA, 12/03/2012.- La Educación Popular, como concepción
político pedagógica, vive la vorágine de las disputas ideológicas de
nuestro tiempo, cuya esencia contrapone a la opresión y a la libertad,
posicionándose militantemente en la segunda. Tal disputa se concreta en
cada ámbito de la vida social, y en todos, la educación popular tiene
cosas que decir.

El camino prolongado de la lucha por crear la sociedad liberadora ha
estado empedrado de tergiversación, simplificación y de la reproducción
de aprendizajes jerárquicos y excluyentes que han dado forma a muchas
experiencias de proyección emancipadora. La Educación Popular no está
carente del riesgo de caer en la tradición político cultural que la
opresión impone en este desafío histórico, como no es infalible a las
naturalizaciones, disimulos, ardides y "encantamientos" desde los que
también ha aprendido a operar la opresión, cuyo ataque, a veces sutil,
lo concentra en desmontar la ideologización de la lucha.

La Educación Popular tiene su lugar en el proceso de deshacer las
ataduras que ha sufrido durante siglos la creatividad individual y
colectiva del ser humano. Desde ella se develan las posibilidades
insospechadas de las personas en condición de vivir socializando sus
potencialidades infinitas y múltiples. La socialización de las prácticas
humanas: económicas, políticas, culturales, sociales y ambientales, se
relaciona, como condición de posibilidad, con la socialización del
poder. También de este asunto se ocupa la Educación Popular.

El texto que ahora presentamos, pretende dar cuenta de los desafíos que
tiene la Educación Popular, como ideología y herramienta en la batalla
por la formación y recreación social de una conciencia crítica que se
verifique en el modo de organizar y vivir todas las relaciones sociales,
en el modo de organizar la vida humanizadora, dentro del contexto
específico cubano, signado por los desafíos de un cambio en las formas y
las razones del proyecto revolucionario.

Para este fin compartimos un fragmento de una entrevista mayor realizada
a miembros de la Red de educadoras y educadores populares que anima el
Centro Memorial Martin Luther King.

(Ariel) El ordenamiento sociopolítico y económico cubano está sujeto a
revisiones de diversa índole con diferentes contenidos y con horizontes
distintos. De un lado emergen, no carentes de contradicciones,
propuesta, supuestos y sentidos de contenido liberal, es decir, ideas
que tienen su base en la ideología que sustenta al capitalismo. De otro
lado emergen propuestas de contenido socialista, también contradictorios
y de variados significados. ¿En esta disputa de sentidos, qué lugar
usted le atribuye la Educación Popular en Cuba?

(Gilberto) Para analizar un asunto de tal magnitud política y teórica se
necesita, en primer lugar, hacer dejación del pensamiento dicotómico. La
Educación Popular es un antídoto para eso.

El no comprometimiento del socialismo con un paquete de rasgos fijos e
inamovibles es, precisamente, la manera más productiva de conservar lo
alcanzado, descubrir las salidas multivariadas que ofrece la crisis de
la época y abrirnos hacia nuevos grados de socialidad desenajenada.

Una presentación dicotómica de las categorías "capitalismo" y
"socialismo", "socialismo" y "mercado", "plan" y "mercado" empobrecería
el espectro teórico y práctico de alternativas intermedias, formas
transicionales ajustadas a una u otra época o coyuntura, cuya riqueza es
del todo imposible de fijar de antemano.

En la transición socialista, la democracia adquiere un contenido
verdaderamente social con la redefinición de la política; se anula la
separación entre instituciones y masas y la organización del Estado
privilegia las asambleas por encima de las burocracias y las tecnocracias.

De lo que se trata, para esa otra democracia, es de una superación
histórica real, no declarativa, tanto del liberalismo como del
democratismo burgués; no de un "rodeo" sociopolítico que a la postre no
satisfaga las expectativas democráticas superadoras. La historia
reciente muestra cómo terminaron esos ensayos (por muy legítimos que
resultaran en sus inicios): con la vuelta al más ramplón consumo
"simbólico" liberal.

El tránsito de la concentración y la representación de poder a la
descentralización y el predominio de las formas participativas es una
aspiración democrática mundial. Sin embargo, en un mundo de tan alta
concentración y ejercicio hegemonista de poder, la socialización de la
política que se plantea la Revolución Cubana está mediada por una
obligada centralidad.

El reto mayor, en una perspectiva de avance hacia el socialismo, es la
activación del libre movimiento de la sociedad, la sostenida devolución
al organismo social de todas las fuerzas absorbidas tradicionalmente por
el Estado. Mas este no es un acto contractual, ni comporta un
antiestatismo pedestre: es un proceso derivado de la constante
socialización de la actividad humana en todas las esferas, de la
cotidianidad de la política.

Una de las formas más eficaces de enfrentar ese reduccionismo radica en
el constante esfuerzo por repensar la estrategia de orden cubana en
función del despliegue ininterrumpido de su capacidad democrática
alternativa, tanto a los esquemas de la democracia liberal, como al tipo
de estatalidad conformada en el socialismo histórico.

La efectiva socialización del poder deviene, así, imperativo para la
renovación del consenso y el marco más sólido y permanente desde el cual
puedan ser fijados los límites sociales y ecológicos del mercado en el
futuro inmediato.

En estos procesos, la Educación Popular puede contribuir a deslegitimar
estratégicamente tanto el imaginario mercantil (la Pacha-Miami) (sin
demonizar el mercado), como la estatalización extrema de la sociedad
(que es una alternativa errónea a superar), abrirnos a referentes
civilizatorios latinoamericanos (Buen Vivir, por ejemplo), de acuerdo a
las características sicosociales de nuestra gente, también a otros
referentes en todo el mundo. Pero sobre todo abrirnos a la libre
creatividad asociativa de cubanas y cubanos. Enfrentar con realismo lo
que podemos y debemos hacer hoy, sin abandonar la formación
anticapitalista, antipatriarcal y por formas de producción y
reproducción de la vida ajenas a la lógica del capital.

(Ania) La propuesta de la educación popular en el contexto cubano actual
constituye una alternativa viable por su contenido y sentido humanista,
emancipador y coherente con los presupuestos y valores de justicia e
inclusión social. Debe asumirse como la perspectiva anticapitalista que
asume la ética revolucionaria como componente esencial. Constituye una
propuesta político-pedagógica integradora de saberes y sentidos
populares que aporta herramientas para la participación y la
transformación social. La educación popular pone en su justa medida a
estructuras y personas, donde las primeras no son sin las segundas, lo
que significa que estas estructuras están sujetas a cambios y revisiones
de modo dinámico y necesario.

El desconocimiento de la propuesta de la educación popular ha llevado a
la desestimación y subvaloración de la misma, desatendiendo los
elementos de empoderamiento que rescata en sus contenidos de formación.
Es justo reconocer también la distorsión de sus esencias a que ha estado
sometida la EP por parte de algunas instituciones y organizaciones
cubanas que en su uso y aplicación han minimizado el carácter
eminentemente político y creador de la misma, reduciéndola a un mero
instrumento educativo.

(Marilin) El sentido que le atribuyo a la EP en este momento en Cuba, yo
lo definiría como una brújula, como un camino alternativo que valdría la
pena que se tuviera en cuenta, no para imponerlo como modelo pero sí
para que se tengan en cuenta sus impactos ya visibles y se escuchen sus
propuestas y resultados como un aporte más a la construcción del modelo
socialista cubano. Pienso que en la riqueza de las contradicciones
estará la verdad y es una lucha que no será fácil porque tiene que
romper pensamientos hegemónicos de dentro y de fuera del país, más creo
que sería de gran utilidad que se amplificara lo que propone la EP a la
sociedad cubana en esta hora, tal y como tratamos de hacerlo los
educadores populares en todo el país.

(Jesús) El lugar de la educación popular es al lado de una ideología
emancipatoria, sustentada e implementada en una práctica de vida en la
que el otro, la otra y la naturaleza constituyan una propuesta a tener
en cuenta no por lo que nos aportan sino por lo que son, en esa medida
la educación popular se posiciona al lado de una ideología que no admite
que los seres humanos y la naturaleza sean objetos determinados,
impactados por el destino que otros y otras decidan, sino sujetos que
conscientes de sus condicionantes culturales e históricos, sean capaces
de transformar toda aquella condición que les deshumanice, es decir les
cosifique u "objetivice", y desde tal conciencia cuenten con otros,
otras y con la naturaleza para decidir colectivamente las maneras de
organizar, planificar, e implementar los procesos de producción material
y espiritual de la vida.

Al lado de una institucionalidad que desarrolle los sentidos de
pertenecía, de identidad de las personas que la conformen, en la medida
que las personas se sientan dueños de las maneras en que esa institución
se implica en los procesos de producción material y sociocultural desde
prácticas de corresponsabilidad y comunión social.

(Esther) La realidad es que creo que en Cuba hoy se da una disputa
cultural que incluye esas revisiones de que hablas, pero no se agota en
ellas. Es una disputa que involucra los sentidos comunes y la cultura
política de los cubanos y las cubanas, y que se da no solo entre
diferentes personas, sino al interior de cada persona. Creo que nuestra
contribución en tanto educadores está muy vinculada al contenido de la
pregunta anterior: con nuestra gente, leer el mundo en toda su
complejidad, desarrollar la capacidad de opinión y participación y su
capacidad crítica responsable.

(Dasniel) En efecto, varios intelectuales del país, y hasta políticos,
han advertido la presencia de corrientes de pensamiento y propuestas de
corte liberal. Pero no debemos obviar que la historia del pensamiento
político cubano advierte la existencia más o menos constante de una
tradición de pensamiento en la cual se evidencia diversidad de
posiciones y propuestas. Por tanto, y sin considerarme un especialista
en estos temas, me parece que las ideas y las propuestas que circulan
hoy en Cuba tienen como distintivo la diversidad.

Obviamente, el contexto internacional, en el cual el capitalismo a pesar
de su crisis continúa siendo el modelo hegemónico, y a su vez
perfecciona sus mecanismos de dominación económica y simbólica; y el
contexto nacional, en donde es reconocible un desgaste en las
estructuras de movilización y legitimación social; favorecen la
proliferación consciente o inconsciente de propuestas de corte conservador.

Al respecto, y en mi criterio, la EP comparte el lugar de la
revalorización de la práctica y la construcción socialista, comunitaria.
En ese proceso resulta estratégico su accionar educativo y transformador
en función de: combatir la indiferencia política, hacer contrapropuestas
de sentido a las propuestas conservadoras, potenciar la solidaridad como
valor ciudadano, generar y acompañar los liderazgos políticos e
institucionales, sensibilizar y remover las reservas movilizadoras con
las que cuenta el ideal socialista y humanista en el país.

(Julio Antonio) La EP contiene por sí misma una vía metodológica, ética,
política, para la construcción de un proyecto social. Las supuestas vías
socialistas que hoy se presentan en Cuba se disponen a crear una
institucionalidad económica y política que aspiran a propiciar el orden,
la efectividad, la racionalización, pero que no toman en cuenta hasta
ahora la ética y la filosofía de la liberación del que debe ser sujeto
del cambio.

La creación de una sociedad socialista o post capitalista con métodos
verticales de producción del cambio no garantiza la alternativa a la
opresión sino una forma distinta de conservación de la enajenación.

La EP es sospechosamente desatendida por las élites políticas del
capitalismo y por la burocracia enquistada del socialismo real,
precisamente por su contenido revolucionario, igualmente peligroso a
todas las formas de control de la libertad. La experiencia mínima de
producción de ideas, planes, respuestas a problemas comunes, en y desde
la EP, nos enseña lo que podría ser una práctica consciente de hacer
país en armonía con la filosofía y metodología de trabajo de la EP.


NDE: Sobre la problemática educativa global ver también la revista
América Latina en Movimiento, febrero 2012, No. 472: "Educación,
justicia social y ambiental". http://www.alainet.org/publica/472.phtml


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