jueves, 8 de septiembre de 2011

[alai-amlatina] La integración energética en transición

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La integración energética en transición

Gerardo Honty

ALAI AMLATINA, 08/09/2011.- La integración energética en América del Sur
sigue enfrentando problemas. Entre las últimas controversias se
encuentran las trabas en exportar energía desde Paraguay hacia Uruguay
que levanta el gobierno argentino. Le anteceden las dificultades de
Bolivia para cumplir con sus compromisos hacia Argentina y Brasil, los
incumplimientos de Argentina con Chile y la antigua batalla de Paraguay
por obtener mejores precios por la electricidad que vende a Argentina y
Brasil.

Hidroelectricidad

Paraguay es el país con mayor excedente de electricidad de la región,
basada en las represas de Itaipú (compartida con Brasil) y Yaciretá (con
Argentina). Desde que Fernando Lugo asumió la presidencia del Paraguay,
ha batallado por conseguir mejores precios para su energía, y liberarse
de la vieja imposición de venderles obligatoriamente toda su energía
excedente.

En el caso de Itaipú, Paraguay recibía hasta hace poco unos 100 millones
de dólares al año por la venta de energía a Brasil, pero las autoridades
paraguayas estiman que el país debería recibir diez veces mas si la
electricidad se cotizara al valor del mercado. Por un acuerdo celebrado
en 2009, luego de arduas negociaciones, Brasil aumentó la tarifa de la
electricidad proveniente de Itaipú (de US$ 2,7 a US$ 8,4 el MWh), por lo
que en la actualidad Paraguay ahora triplicó sus ingresos a 360 millones
de dólares al año.

El 98% de la electricidad que genera Yaciretá es enviada a la Argentina.
Al igual que en el caso anterior, Asunción estima que el precio que paga
Argentina (entre US$ 8 y US$ 30 el MWh) es mucho menor al precio de
mercado (US$ 80 a US$ 100). Pero además, los dos países mantienen un
litigio por la posibilidad de vender parte de la energía de Yaciretá a
terceros países.

En particular están muy avanzadas las negociaciones para que Paraguay
exporte energía a Uruguay, ya sea de la propia Yaciretá o de una represa
interior, propiedad exclusiva de Paraguay (Acaray, 210 MW). Pero esta
energía debería atravesar el territorio argentino y el gobierno de este
país aún no ha autorizado esta posibilidad.

"En mi opinión rige el Tratado de Asunción, en que la Argentina no
tendría que poner ninguna traba abierta o encubierta que impida la libre
circulación de bienes y servicios", dijo Ricardo Canese, Coordinador de
la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos en declaraciones
publicadas por el diario paraguayo La Nación. Canese fue enfático al
señalar que la presidenta Cristina Fernández, ya en diciembre del 2008
se comprometió a permitir el paso de la energía paraguaya con destinos a
Chile y a Uruguay, pero de todos modos se imponen trabas. El director de
energía de Uruguay, Ramón Méndez, apunta en la misma dirección,
señalando que Paraguay desea ir mas allá de sus compradores compulsivos,
pero que se traba debido a la pretensión argentina de internalizar la
energía paraguaya para luego re-exportarla, en lugar de permitir un
simple tránsito. En el fondo están en debate la validez de los acuerdos
de libre tránsito alcanzados en el seno del Mercosur.

Gas natural

En este caso, Argentina está preocupada por los incumplimientos de los
compromisos asumidos por Bolivia de entregarle 27,7 millones de metros
cúbicos de gas natural diarios a partir de 2010. Bolivia produce entre
38 y 43 millones de m3/d de los cuales aproximadamente 30 millones se
destinan a Brasil y 7 millones son aprovechados en su mercado interno.
Argentina ha estado recibiendo en estos últimos años apenas entre 2 y 7
millones de m3 de gas al día, algo muy escaso frente a su consumo diario
de 144 millones de m3.

Esa escasez tuvo repercusiones adicionales en las exportaciones de gas
de Argentina a Chile. Entre 1996 y 1999 Chile construyó 7 gasoductos
hacia Argentina y llegó a importar unos 25 millones de m3/d, hasta que
en 2004 comenzaron las restricciones. A los problemas internos de
Argentina que no pudo ampliar su producción gasífera, se le sumaron los
de Bolivia que tampoco logró concretar inversiones para ampliar su
propia producción. Actualmente Chile ha construido dos plantas
regasificadoras (Quintero y Mejillones), con las que espera abastecerse
a partir de gas licuado importado.

Brasil también ha tomado sus recaudos desde la nacionalización del gas
boliviano llevada adelante por Evo Morales. Sus previsiones a futuro son
mantener los 30 millones de m3 diarios de origen boliviano, pero sumarle
gas a partir de recursos propios o por la importación de gas natural
licuado (GNL). Si el gas natural boliviano representaba más del 40% de
la oferta interna brasileña en 2006, para el año 2012 se estima que
descenderá a un 22%.

Modalidades de la integración

Esto muestra que la integración energética regional está cambiando.
Mientras que en las décadas de 1980 y 1990 era funcional a una
estrategia de liberalización de los mercados que buscaba favorecer los
desarrollos empresariales del sector energético, con la interacción de
particulares y gobiernos.

Con la entrada del nuevo siglo, los países suramericanos han iniciado un
proceso de retoma del control del sector y la integración energética en
este nuevo contexto requiere de una modalidad más centralizada. La idea
de una interconexión internacional con libre acceso a las redes y las
fuentes energéticas era compatible con un libre funcionamiento de los
mercados. Hoy, ante la presencia de gobiernos que procuran una mayor
presencia en el diseño de la política energética, la integración
requiere de alguna forma de coordinación política supranacional.

El Consejo Energético de Suramérica (creado en 2008) y el Tratado
Energético Suramericano (aún en elaboración), son tibios pasos en ese
sentido. Las controversias entre países señaladas anteriormente son una
prueba cabal de que aún se está lejos de ofrecer una plataforma política
para una modalidad de integración energética que pueda resolverlas.
Quizá estemos sufriendo los desacomodos que provoca la transición de un
estilo de integración que ya no funciona hacia otro que aún está en
preparación.

- Gerardo Honty es analista en energía de CLAES, Centro Latinoamericano
de Ecología Social.


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