miércoles, 12 de septiembre de 2012

[alai-amlatina] Honduras: Ciudades modelo, neocolonialismo y política vernácula

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Honduras: Ciudades modelo, neocolonialismo y política vernácula

Ricardo Arturo Salgado

ALAI AMLATINA, 12/09/2012.- La situación política hondureña se vuelve
cada día más complicada; la dramática situación que afecta a casi tres
cuartos de la población, es matizada por una agenda política llena de
sortilegios que buscan desviar la atención de las personas, y atraer los
famosos votos. La existencia de una fuerza popular de gran envergadura
en el ambiente político, ha cambiado drásticamente la forma en que se
formulan los argumentos, al tiempo que se multiplican rápidamente las
interpretaciones particulares de la realidad, aumentando el sectarismo y
arrinconando el pensamiento que es relegado a segundo plano.

La derecha hondureña presenta una brecha que bien podría tener signos de
una falta de acuerdo entre poderosas fuerzas en el ámbito pre electoral
de Estados Unidos. El presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández,
luce como una pieza esencial para la continuación de la política
neoliberal que forzó el Golpe de Estado, de la que la ultraderecha local
parece distanciada (en una dirección radicalizada), quizá por su
estrecha relación con la reacción cubana de Miami, que a la sazón se
enfrenta ante una inminente nueva derrota en noviembre.

La historia de las ciudades modelo ocupa la agenda del candidato
Hernández, la que podría costarle caro, especialmente después de que,
jugando torpemente a ser el más vivo, se ha llevado de encuentro al
académico Paul Rommer, padre de las charter cities y aspirante a
reemplazo de Friedman en el camino de reproducción del capitalismo.
Además, el tema no cuenta con el apoyo de toda la derecha criolla, que
aún no entiende cómo puede salir beneficiada de un proyecto que a todas
luces margina un amplio sector de la burguesía.

La edificación de una ilusión desarrollista a partir del
concesionamiento de la soberanía nacional, no es un proceso ajeno a las
clases dominantes hondureñas, que históricamente fueron siempre
proclives a entregar grandes privilegios al capital transnacional a
cambio de las dadivas de este; el elemento novedoso en el proceso es el
rechazo militante contra esta nueva forma de colonialismo proveniente de
sectores sociales, y del Partido LIBRE, que conforman la oposición de la
mayoría del pueblo hondureño.

En la explicación de su retiro, Rommer dice, entre otras cosas, que su
contrato no ha sido publicado en el periódico oficial (requisito para
que adquiera fuerza de ley) debido a un recurso de inconstitucionalidad
irresuelto en la Corte Suprema de Justicia contra este proyecto. Además,
alega que se ha desnaturalizado el proyecto original, y que no es tan
claro el concepto de "ciudades privadas" que maneja el gobierno de
Honduras. Asumiendo que la sala de los constitucional vote uno de los
dos recursos de inconstitucionalidad contra la Ley de Regiones
Especiales de Desarrollo (así se llama la ley de ciudades modelo),
debido a la presión de los cabildeos del presidente del legislativo, la
decisión pasaría al pleno de la Corte, donde la ultraderecha conserva un
gran poder, que podría al menos demorar su fallo hasta que pasen las
elecciones, tiempo en el que decidirían si el asunto les conviene o no.

Por otro lado, de los alegatos de Rommer, se puede inferir que la
ultraderecha hondureña, agrupada en el sector reaccionario que encabezó
el golpe de estado de 2009, evalué la forma en que se puede beneficiar a
todos sus actores, lo que explicaría el giro a las "ciudades privadas".
Tampoco debe desestimarse el papel que juegan en la decisión final
actores como el crimen organizado y el narcotráfico, a los que les
conviene una idea "modificada"del planteamiento de Rommer, y sin los
controles transnacionales de este (o previamente acordados con este, lo
que pondría en precario su condición de académico).

Hasta la fecha, la mayor limitante que han tenido para elaborar mejor
sobre las ciudades modelo ha sido justamente el hecho de que Honduras
sería un laboratorio para las mismas; como tal, el proyecto de Rommer no
existe en la práctica, aunque se invocan ejemplos, asiáticos
principalmente, que están atados a sendos procesos históricos que nada
tienen que ver con la realidad hondureña. La falta de aplicación
práctica, ha provocado, como es natural, la ausencia de desarrollo
teórico, y, por lo tanto, del tan preciado material de mercadeo para
vender esta ilusión; tanta es la necesidad por validar esta teoría que
Rommer corre hacia Honduras para que sea su conejillo de indias, una vez
que se ha consumado el golpe de estado que postra la economía de este
pobre país.

El neoliberalismo se encuentra en una crisis profunda; las ciudades
modelo son una propuesta para encontrar la salida que permita al
capitalismo mutar a una nueva forma, en la que los únicos Estados Nación
posibles son aquellos que pueden defender por la fuerza su existencia,
todos los demás son candidatos al desmembramiento. En cualquier caso,
para los países atrasados como Honduras, ninguna mutación del
capitalismo es conveniente, pues en ello va su propia existencia. Muchos
piensan que cualquier cosa es válida si trae desarrollo y riqueza, pero
está claro que si estos siguen generándose bajo el mismo patrón de
distribución, las oligarquías, junto con la impunidad y la injusticia
que las soportan, seguirán fortaleciéndose, mientras las divisiones de
los seres humanos que entran dentro del ciclo de la pobreza seguirán
multiplicándose; los resultados de esta lógica están a la vista de todos.

Si somos razonables, no necesitamos el bono diez mil (aunque para ser
médico, ingeniero, profesional universitario si se ocupa según los
candidatos del Partido de Gobierno) para entender que este proyecto es
una salida descabellada, tomada irresponsablemente, y que ya muestra
rasgos de la clásica corrupción que usualmente ha impregnado todas las
iniciativas que nos han impuesto en el pasado.

En términos generales, podemos decir que nuestro análisis y el debate no
deben dirigirse tanto a las bondades que podría o no traer este
proyecto; ya no se trata solo de desarrollarnos, sino también de cómo
nos desarrollamos. En ese plano, nos daremos cuenta de que, para
construir un futuro diferente debemos terminar con la idea simplista de
"que todas las cosas tienen su lado bueno y su lado malo". Este es un
proyecto neocolonial, que en Honduras se aprovecha de la voracidad y la
torpeza de una clase política analfabeta que ni siquiera se ha dado
cuenta que arrastra hasta un amplio sector de la clase dominante a un
destino fatal.

Al final, la lucha formidable del pueblo organizado tiende a convertirse
en una fuerza decisiva en este proceso crucial, y la subsistencia del
Estado nación, depende mucho de la presión popular que debe
multiplicarse día a día, y adoptar todas las formas posibles. Incluso
ante la eventualidad de que este proyecto llegue a concretarse por la
fuerza, el pueblo hondureño deberá luchar hasta la derrota definitiva
del mismo.

Muchas veces se ha utilizado el ejemplo de Guantánamo en Cuba,
argumentando que ni siquiera la revolución pudo sacar a los gringos de
territorio cubano, pero se ha omitido el hecho de que ni el pueblo ni el
gobierno cubanos han renunciado nunca a la soberanía sobre esta parte de
su territorio, ni lo harán hasta que el mismo vuelva al control soberano
de Cuba. La historia es siempre cambiante, dinámica, lo único que los
pueblos no pueden hacer es renunciar a su condición de protagonistas.
Sin duda hay que luchar en todo momento, encontrar vías para dar la
lucha, pero también es importante tener consciencia de las fuerzas y los
intereses que juegan en cada momento.

- Ricardo Arturo Salgado es investigador hondureño.

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